Elecciones de mayo: un proceso muy complejo

Elecciones de mayo: un proceso muy complejo

Elecciones de mayo: un proceso muy complejo

Las elecciones nacionales convocadas para el domingo 15 de mayo del año en curso han devenido en un proceso muy complejo, tanto por los cambios que se registran como por la forma en que los aspirantes han tratado de presentar sus ofertas.

Como es costumbre, la plataforma de propuestas es siempre buena y positiva, pero la diatriba y la propaganda basada, sobre todo, en lo negativo de uno y del otro y, no la capacidad de cada cual para resolver los graves problemas que afectan al país, me da un poco de miedo en esta ocasión.

Después de casi cuatro lustros de avance, el proceso de arrastre ha vuelto al ruedo y el dinero se coloca el sombrero de señor para la competición, es decir, que quien no tiene suficiente tampoco tiene la esperanza de alcanzar la posición deseada. El voto preferencia fue descartado del certamen.

Las autoridades electorales han colocado gran empeño en establecer las reglas de juego procedentes para evitar unas elecciones traumáticas, como en años anteriores, pero parece que esto no será suficiente si no se logra un gran acuerdo para respetar los resultados de este proceso, sin recurrir a la confrontación directa ni al revanchismo partidario.

Hay un nuevo promedio en cuanto a los pactos y alianzas, lo que ha permitido una marcada polarización en la competición por el poder entre las coaliciones PLD-PRD y PRM-PRSC, junto a otros partidos y movimientos, dejando a los pequeños grupos en una posición realmente disminuida, pero esto también puede tener sus efectos sobre el evento.

El uso de los recursos del poder, que es igual en el Gobierno y en la oposición, en términos de la acción, no de cifras, es otro de los ingredientes que pesan en esta lucha por alcanzar el mando, sobre todo, porque estas dos fuerzas conformadas poseen grandes recursos procedentes de la ley de financiamiento, así como de las propias arcas de los aspirantes y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar del clientelismo, de los recursos que las partes exhiben para el proceso y de la realidad del precio del voto, los dominicanos sin obligaciones partidarias están apostando a unas elecciones que consoliden la vocación democrática del país y que fortalezcan la capacidad gerencial y la responsabilidad de las autoridades y de las partes envueltas, para disfrutar de una fiesta sin desenlace trágico, ni daños a la convivencia pacífica de la nación. Eso esperamos.



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