A un mes de realizarse las elecciones municipales, para votar por 3,849 autoridades, los principales partidos lucen más empeñados en promover a sus candidatos sobre la base de simpatías que en temas programáticos, ideológicos o prácticos.
Usualmente se habla de culto a la personalidad referido a los presidentes o ministros, pero el lisio se reproduce a todos los niveles en casi todos los municipios del país.
Los ciudadanos deberán considerar las aptitudes y cualidades de 18,905 candidatos, o sea, casi cinco aspirantes para cada cargo electivo a pesar de todas las alianzas y mescolanzas del negocio electoral. Muchos de los candidatos de grupúsculos o partidos nuevos como la FUPU enfrentan la dificultad de carecer de suficientes delegados electorales para cada mesa o centro de votación.
Quienes lucen con menos posibilidades son los que más quejas alegan, confirmando que como en pelota, quien está ganado no pelea… Quiera Dios que tras contarse los votos no comiencen con inventos de algoritmia, trampas y demás lloradera, pues lo que viene después, en mayo, luce estar más claro que la luz del día. Darle cancha a revoltosos habituales puede ser un despropósito peligroso.