El debate sobre la reelección está viciado, porque la mayoría de los opinantes parten de una convicción apriorística y acomodan “asigún” sus razonamientos. Me luce que la Constitución es inequívocamente clara al prohibirle solo al actual presidente (y su vicepresidente) la posibilidad de candidatearse en 2020.
De ahí a que ello siga así hay otro trecho. La cuestión no es solo, como sugieren algunos, lo que quiera el pueblo según encuestas. Obama poseía numeritos para quedarse, pero no podía, como tampoco pueden volver los demás expresidentes tras dos periodos.
Mientras aquí Hipólito y Leonel andan rompiendo la calle por recuperar “la ñoña”. La vigente prohibición unipersonal fue un chanchullo para salir de una coyuntura política, como tantas veces han hecho nuestros políticos manoseando la Constitución.
Sin embargo, la tradición legal y el orden público dominicanos sugieren que ninguna disposición constitucional adoptada circunstancial o fulleramente posee igual rango de legitimidad moral que aquellas que son esenciales y permanentes, inalterables desde 1844. Luce que falta mucho por discutirse todavía, mientras llega marzo…