Muchas familias han instalado pequeños comercios en las orillas de las carreteras como vía de obtener ingresos para sostener el hogar. elieser tapia
Santo Domingo.-Pobreza, descuido y abandono son comunes en los alrededores de las autopistas principales de la República Dominicana, que suelen estar bordeadas de asentamientos levantados de manera ilegal por parte de personas de escasos recursos.
Algunos de los que habitan estos asentamientos relataron a EL DÍA que la condición de vida que llevan no es muy alentadora, ya que existen muchas precariedades que tienen que afrontar cada día.
Dificultades
La falta de agua, el mal de la delincuencia, la deficiencia de la electricidad, la falta de higiene pública y las calles sin asfalto, son algunos de los problemas sociales notables en las diversas comunidades asentadas alrededor de la circunvalación de Santo Domingo, la Autopista del Nordeste y la Autovía del Este.
A esta caótica realidad, se le suma que las construcciones están levantadas en su gran mayoría en madera, cartón, puntales, planchas de zinc, fundas y palos, mientras que los pisos son de tierra y apenas algunos de cemento.
Comunitarios
Andrea Lucila, presidenta de la junta de vecinos del barrio Ureña Norte, ubicado en la Autopista de Samaná, afirmó que los terrenos en los que viven no son titulados, sino que fueron invasiones que se produjeron hace unos años atrás donde un tercero vendió una mejora o algún familiar cedió la construcción.
Lucila, quien lleva desde el 2015 viviendo en ese lugar, contó que un amigo de un conocido le vendió la propiedad y desde entonces lo ha habitado con sus tres hijos y su esposo, quien es capitán de la marina, mientras que ella es desempleada, pero de vez en cuando se dedica a ser visitadora a médico.
Al preguntarle sobre si el sector tiene alguna deficiencia, expresó que ante la falta de agua muchas personas tienen que comprarla a alguien que la lleva en un camión a RD$70, por igual, apuntó que debido a la delincuencia que azota a los moradores tienen que recogerse temprano en sus viviendas.
De su lado, Ángela Rosario, moradora en este barrio, dijo que muchas veces no tienen para comprar el agua, por lo que en ocasiones han permanecido sin ducharse hasta cuatro días.
En ese contexto, señaló que debido a la venta del agua en diversos momentos no han podido lavar porque el consumo que se destina para este servicio es muy elevado. Rosario tiene tres hijos y se dedica a la venta de recargas.
Mientras que Leticia Cruz, moradora en Villa Hermosa, sostuvo que para sostener su hogar tuvo que instalar un pequeño colmado en su casa.
Sin embargo, señaló que la competencia le ha impedido tener mejores ingresos con el negocio. “Junto a mi esposo sostenemos a nuestros tres hijos, los cuales van a la escuela; a veces la cosa se pone lenta”, dijo.
La falta de energía, agua, asfaltado y de empleos dignos son parte de las dificultades que confrontan estas comunidades establecidas en los alrededores de estas vías rápidas.
Está por verse cuál es la salida que tiene la autoridad pública para la situación creada por los asentamientos humanos junto a estas grandes vías.
Factores inciden en invasión de terrenos
—1— Realidad social
Mientras más encarece el costo de la vida, más los ingresos se disminuyen y eso hace que las personas emigren de un lado a otro en busca de una vivienda asequible a sus recursos. Es por eso, que hay algunos que no poseen esos recursos y se sitúan en las laderas de los ríos y de la ciudad.
— Circunstancias
Es una lógica de una producción de suelo y de la vivienda donde no hay regulaciones y donde existe el capitalismo salvaje. Las personas se establecen donde pueden y como cada vez se puede menos, es menor la calidad donde se asume para vivir.