El verdadero enemigo

El verdadero enemigo

El verdadero enemigo

La semana pasada tuve oportunidad de atender a dos formidables discursos de sendos jefes de Estado latinoamericanos que me dejaron, al final, inmerso en profundas reflexiones.

 Fueron ellos el presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, y Felipe Calderón, de México.

Ambos hablaron, en fechas separadas, en el curso de la asamblea celebrada en Mérida, Yucatán, por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y se refirieron de manera principal, cada uno por su lado, al estado de la libertad de prensa en sus respectivos países.

Pero también abordaron con amplitud el tema de la seguridad pública en sus territorios, que, como todo el mundo sabe, es muy frágil y está llena de peligros.

Para Santos y Calderón, la atención pública, incluyendo a la prensa en general, debe dirigir sus dardos al auge del narcotráfico y el crimen organizado antes que al Gobierno, porque aquellos son, según sus palabras, “el verdadero enemigo”.

De todos son conocidas las trágicas situaciones de esos dos países en lo que a seguridad ciudadana se refiere.

Trasladando el cuadro de esos países al nuestro, cualquiera diría que estamos en una situación parecida. Mas, para mí, el verdadero enemigo es otro: la corrupción, acompañada de su hermana gemela, la impunidad.

Siempre he dicho que la corrupción no es tan difícil de combatir si tan sólo existiera la voluntad política para enfrentarla, desde arriba hacia abajo.

 Pero mientras quede un gramo de tolerancia o de complicidad por parte de las autoridades o los organismos encargados de poner las cosas en orden, seguiremos siendo víctimas crecientes de la misma.

Y el próximo paso será el crimen organizado, como en Colombia y en México.



El Día

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