El venezolano Luis Arráez ha pegado de hit en sus últimos ocho juegos en forma consecutiva y apunta a conquistar su tercer título de bateo, al presentarse como el líder de la Liga Nacional, con promedio de .315.
A su equipo, los Padres de San Diego, le restan 17 partidos para concluir la serie regular de las Grandes Ligas. En esos ocho encuentros, Arráez ha logrado dos o más indiscutibles en cinco ocasiones, con 15 hits en 34 visitas al bate, que lo llevó a sacar 11 de distancia con relación a su más cercano perseguidor, el dominicano Marcell Ozuna, quien hasta batea para .304.
El último ponche que recibió Arráez ocurrió el pasado 10 de agosto, en un partido en el que enfrentó a los Marlins de Miami, equipo con el cual empezó la campaña antes de ser enviado a los Padres, y para quienes conquistó el título de bateo la pasada temporada.
Desde entonces, tiene 115 turnos al bate sin ser ponchado, la racha más larga en una sola temporada en los últimos 20 años, según datos de la MLB.
“Todo el mundo odia los ponches, especialmente yo”, afirmó Arráez en una nota publicada en MLB.com El venezolano, quien busca ser el primero en ganar el título de bateo en tres campañas consecutivas y con tres equipos diferentes, ya que lo ganó con los Mellizos en 2022 y en 2023 con los Marlins, se las ha puesto difícil a sus escoltas, con al menos un imparable en 34 de los 42 juegos que ha disputado desde la pausa del Juego de Estrellas.
“Confío en mí mismo, no importa si tengo dos strikes”, señaló el venezolano a la página oficial de las Grandes Ligas. “Es una tremenda arma”, indicó para MLB.com el dirigente Mike Shildt, sobre Arráez, quien ha despertado en los fanáticos de los Padres el recuerdo de su figura y miembro del Salón de la Fama, Tony Gwynn, quien se destacó por ser uno de los más difíciles de ponchar en las Grandes Ligas.