El Vaticano advierte que “la homilía no se improvisa"

El Vaticano advierte que “la homilía no se improvisa»

El Vaticano advierte que “la homilía no se improvisa»

Ciudad del Vaticano.- “La homilía no se improvisa» y por ello el Vaticano presentó hoy el “Directorio Homilético”, un texto dedicado a los sacerdotes donde se les da diferentes consejos para prepararla bien y llegar mejor a los fieles.

El texto, que ha sido ya enviado a las diferentes conferencias episcopales, nace de la necesidad surgida en 2008 durante el Sínodo de los obispos sobre el tema de la Palabra de Dios de que existiese un texto actualizado que ayudase a los sacerdotes a realizar mejor las homilías para cada celebración religiosa.

El texto fue preparado por la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, recogiendo los textos ya preparados cuando estaba presidida por el cardenal español Antonio Cañizares y hoy se publicó su contenido.

Muchos de los consejos que ofrece este Directorio se basan en los que dio el papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y en la que ya explicaba que “la homilía no puede ser un espectáculo de entretenimiento, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero tiene que dar fervor y significado a la celebración».

Para el secretario de la Congregación para el Culto Divino, Arthur Roche, desde el púlpito “no se improvisa”, ya que es necesario prepararse con tanto estudio y sobre todo tener en cuenta “las necesidades reales y las expectativas de la comunidad reunida en oración».

La homilía, aconsejan en el texto, debe ser preparada con tiempo y estudio y no “improvisada” y para ello se recogen las palabras “fuertes” del papa argentino en las que asegura- “un predicador que no se prepara, que no reza, ‘es deshonesto e irresponsable, un falso profeta, un estafador o un charlatán vacío'».

En el texto se explica que, por ejemplo, para ser un “homileta (predicador) eficaz no es necesario ser un gran orador, pero naturalmente el arte de la oratoria o de hablar en público, asimilado el uso apropiado de la voz e incluso del gesto, contribuyen a la eficacia de la homilía».

Se recuerda también cómo Francisco afirma que la homilía “es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una Celebración Litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase». “No es un sermón abstracto o una lección”, se asegura en el documento.

También aconseja que la “homilía no debe ser utilizada como un momento para dar testimonios personales del predicador”, pero “la enseñanza doctrinal y el testimonio personal pueden resultar elementos eficaces” en una buena homilía.

El texto recoge en varias ocasiones la necesidad de que el sacerdote que prepara la homilía “sepa poner en relación los textos de una celebración con los hechos y cuestiones de actualidad».

El Directorio explica cómo Francisco afirma que “el predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar» Por esta razón, añade, “es útil comenzar a preparar la homilía dominical algunos días antes.

Junto con el estudio y la oración, la atención a lo que sucede en la parroquia, así como en la sociedad en sentido amplio, sugerirá caminos de reflexión sobre lo que la Palabra de Dios tiene que decir a tal comunidad en el momento presente».

Asimismo, se destaca cómo “el homileta (el predicador) debe tener cuidado de trasladar los resultados de su estudio en un lenguaje que pueda ser comprendido por sus oyentes». Y por ello se pide, como explicaba Pablo VI, “una predicación sencilla, clara, directa, acomodada».

El papa Francisco, recuerdan en este documento, “alerta a los predicadores sobre el uso de un lenguaje teológico especializado que no resulta familiar a quienes escuchan».

Por ejemplo, el actual prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah, aconsejó la utilización de imágenes y parábolas también de la cultura del pueblo donde uno se encuentra para explicar las lecturas.

El documento contiene además consejos para redactar cada homilía según la celebración y en el caso de los matrimonios y funerales se pide también que el predicador “muestre particular interés por aquellos ya sean no católicos o católicos que casi nunca participan en la Eucaristía”, pero que acuden en estos momentos a la Iglesia.