El valor económico de la reforestación

El valor económico de la reforestación

El valor económico de la reforestación

Frederich E. Bergés

Recién se anunció el Plan Nacional de Reforestación por parte del primer mandatario de la nación, un tema de vital importancia para la nación.

Bosques copiosos, protegidos y diseminados por todo el país tienen que ser un meta nacional para la preservación del agua, de los ecosistemas y por el potencial económico que representan. Del bosque se extrae madera, frutos, alimentos y un sinnúmero de beneficios adicionales para toda la sociedad.

Tan importante como la voluntad política es la dotación de recursos económicos que puedan respaldar un plan racional bien concebido. Experiencias recientes nos han evidenciado la escasez de recursos e instrumentos adecuados con los cuales cuentan las oficinas regionales para poder llevar a cabo dicha labor, teniendo que en muchas ocasiones los interesados en esta faena altruista costear la siembra ya que dichas oficinas alegan falta de medios.

Así mismo se tiene que iniciar el plan con la protección agresiva de los bosques y parques nacionales existentes. Hay que dejarse de politiquerías y desalojar a los que talan, queman y a veces siembran o llevan animales a pastear. No importa si estos son nacionales, extranjeros, empresarios o agricultores. Por igual los guardas campestres y autoridades conexas tienen que recibir los medios y la dotación adecuada para el cumplimento de sus responsabilidades.

La reforestación requiere viveros que tienen que estar sembrados de antelación con los tipos de árboles más apropiados para los suelos a que están destinados. La poda del bosque, su limpieza y prevención de incendios son elementos básicos que deben regir en este plan.

Hay unas pocas empresas de liderazgo nacional que llevan años dedicados a la labor de reforestación, reconociendo así sus bondades y la necesidad que tiene el país. Las labores de reforestación pudieran incluir muchas más empresas, grandes, medianas o pequeñas, amén del esfuerzo ciudadano. El beneficio de zonas boscosas vigorosas y bien diseminadas a los largo y ancho de todo la nación es la mejor garantía de que nuestros herederos recibirán un país sano y con potencial para cumplir con todas sus aspiraciones.