El affaire Feris-Paliza motivado por una carta de felicitación, sin importancia, al Foro de Sao Paulo por sus 30 años, ya que fue fundado en julio de 1990, habla de una desorientación ideológica profunda en el seno del nuevo partido en el gobierno. Primero porque las izquierdas en América Latina no están pasando por su mejor momento. Segundo porque el PRM es miembro de dicho foro. Tercero, porque la celebración del triunfo el día de las elecciones se hizo en torno a la figura de Peña Gómez.
El texto de Feris Iglesias es impecable y correcto. La reacción, hecha pública, de Paliza, sugiere un énfasis en probar la suela de las botas del imperio que nadie formado políticamente esperaría. El regalo a cambio por lo visto es la presencia de Pompeo en la toma de posesión. Al llegar el atardecer del trumpismo se topa de pronto con un gesto de sumisión en el Caribe que posiblemente no esperaría. Puedo equivocarme, pero a Trump le quedan pocos meses en la Casa Blanca y la fórmula Biden-Harris no seguiría la descabellada cruzada con China.
No soy quien para pedirle al liderazgo del PRM que se identifique como un partido de izquierda, ni centro izquierda, cada uno es responsable de sus dichos y sus hechos. Y todos seguimos esperando que el 16 de agosto inicie un gobierno que al menos sea decente y promueva el empleo. Con eso bastaría para hacer historia.
Al igual que el PLD pretendió lanzar al zafacón de la historia a Juan Bosch, no dudaría que muchos del PRM intentará borrar la memoria de Peña Gómez de su estructura partidaria, o al menos disolverlo. En relación con Estados Unidos el todavía símbolo del PRM forjó una alianza con los sectores liberales de Washington y colocó al país en el mapa de la Social Democracia mundial. Él nunca se aliaría con los sectores más retrógrados de la política norteamericana, pero los tiempos cambian y la ingenuidad ideológica retoña donde uno menos espera. Incluso un Uribe, el niño bonito de los halcones, está preso, por lo que los perremeistas debería pensar las cosas con calma.
De esta pandemia saldremos políticamente en el mundo en dos direcciones muy diferentes. Una será el fortalecimiento de la democracia con Estados capaces de servir a sus sociedades más allá de las leyes del mercado. La otra es con prevalencia de populismos autoritarios que segarían los derechos ganados durante todo el siglo XX y con un incremento de la desigualdad. A Trump, poco tiempo le queda y un gobierno demócrata sería más sintónico con los gobiernos de Obama y Clinton. Es mejor que Abinader sea precavido en relaciones internacionales en estos primeros cinco meses de su gobierno.
Si eso ocurre, el cambio en la Casa Blanca, ojalá no nos encuentre arrodillados frente al trumpismo insensato que hoy desgobierna a los Estados Unidos y hace tanto daño al resto del mundo. Para tener buenas relaciones con el vecino del norte e incrementar las ventajas comerciales con él, no hace falta doblar la cerviz, ya que la dignidad del pueblo dominicano está por encima de cualquier gobierno.