Iniciamos el mes de octubre y con ello el último trimestre del año 2022. Estos primeros nueve meses han sido un tanto difíciles para el país, que registra un nivel de inflación que no se había visto en años recientes.
Con ello hemos tenido una apreciación del tipo de cambio del peso con relación al dólar, una notoria expansión de la informalidad laboral, el Estado sigue creciendo en burocracia y empleos cuestionados, los déficits en las finanzas públicas continúan y con ello la deuda pública interna y eterna se sigue expandiendo.
¿Con este escenario son muchos que preguntan cómo habremos de cerrar el año? Por ello conviene hacer una pausa y evaluar el escenario económico actual.
En primer plano los costos de los fletes internacionales tienden a la baja y a estabilizarse, al igual que los hidrocarburos.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania sigue su curso provocando tensión e incertidumbres globales. Por el peso de dicha situación bélica y de ambos países en los hidrocarburos y muchos bienes primarios, aún corre el velo de la inestabilidad en sus precios futuros.
En el país continúa el déficit fiscal evidenciado por la adenda a la Ley de Presupuesto Complementaria 2022. Se proyecta que el déficit en las finanzas públicas será de unos 225,300 millones de pesos. Este déficit es encabezado por las continuas deficiencias escandalosas en la distribución eléctrica.
Como consecuencia de esta situación veremos que se seguirá el endeudamiento público, agravado por los vencimientos de enero próximo.
El peso dominicano ha de mantenerse en la banda entre los 52 y 53 por dólar, aunque en el 2023 deberá de volver a retomar su real valor de intercambio.
Las tasas de interés seguirán en alza con un Banco Central compelido a seguir los aumentos dispuestos por la Reserva Federal norteamericana en procura de contener la inflación.
En fin, hemos de ver un escenario estable, pero sin mejora visible en las finanzas públicas. Ello repercutirá en los bolsillos de los ciudadanos comunes que no parece podrán mejorar sus ingresos.
Continuará la expansión de la informalidad que no permitirá expandir la base tributaria. Un cierre del 2022 sin mayores sorpresas, pero tampoco sin mayores mejorías.