La actualidad domínico-haitiana fue dominada en vísperas del discurso del presidente Danilo Medina el pasado 27 de febrero por un asunto insólito que envolvió a altos funcionarios dominicanos debido a sus reacciones y declaraciones a la prensa respecto a la soberanía nacional supuestamente puesta en peligro por un programa proselitista evangélico conocido como TNT (Tomando Nuestro Territorio).
Desconocedores de la esencia teológico-bíblica de la guerra espiritual, algunos llegaron hasta a cuestionar que los cristianos quisieran “tomar territorios”, por lo que la interpretación emanada de voces oficiales ha sido que ese movimiento es concebido por grupos haitianos para apropiarse de espacios territoriales dominicanos.
Pese a que la información amañada fuera publicada desde el 14 de febrero por un sitio web regional en el norte, las reacciones oficiales se produjeron el 24, después que una entidad antihaitiana presentara a través de acto de alguacil una queja en contra del padre Mario Serrano y este servidor, descritos como los responsables del movimiento TNT.
Al respecto, el diputado Gustavo Sánchez (PLD) definió la referida organización como “fascista y ultraderechista que pretende dirigir la política exterior y migratoria de la República Dominicana”.
No descartó que este asunto fuera un montaje de la misma, incluso la distribución de las camisetas con la inscripción «Tomando Nuestro Territorio».
Extrañamente, sin tomar en cuenta declaraciones de este redactor dando a conocer los resultados de investigaciones realizadas por voluntarios de la “Fundacion Zile” que evidencian la existencia del Ministerio evangélico TNT en países latinoamericanos, fuimos directamente acusados por el Ministro del Interior de tener una ONG con ese nombre. Naturalmente, tal especie fue puesta en dudas por los diversos sectores que conocen nuestra trayectoria.
Las palabras del senador Dionis Sánchez (PLD), quien expresó su sorpresa de ver que se nos ha querido vincular a tal movimiento, a la vez que nos definió como una persona abierta con la República Dominicana “que nunca ha sido beligerante”, describen el sentir de todos.
Es preciso señalar que no es la primera vez que se forman esas olas nacionalistas que terminan en mareas anti haitianas en la opinión pública. En el año 2001 fue por la falsa acusación de que haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana en una fiesta de “gagá” (rara en creole) habían quemado una bandera dominicana.
En 2009 fue por la aparición de un pasquín de un supuesto grupo llamado “Frente de Liberación Haitiano” (FLH). El mismo, impreso con insultos al patricio Juan Pablo Duarte, anunciaba una venganza haitiana.
Esa falacia fue retomada parcialmente por una historiadora que se destapó el año pasado con la denuncia sobre el supuesto inicio de una operación clandestina de los haitianos llamada “Teclado de guerra”.
Igual sucedió con la falsa acusación de que una turba de haitianos había destruido violentamente la foto y la inscripción de Juan Bosch en la mañana de la inauguración de la Universidad de Limonade donada por República Dominicana en enero de 2012.
En cada uno de estos momentos estuvimos para decir la verdad. Asimismo hoy ante el TNT, un Ministerio promovido en el país desde 2011, del que fuera de dos fotos sin crédito no hay datos concretos sobre su relanzamiento en tiempos recientes.
Si bien pudiera prestarse a confusión el lanzar un movimiento similar en la actual coyuntura binacional, mayores preocupaciones deberían provocar en las altas esferas del ejecutivo las reacciones oficiales en tanto que refuercen en República Dominicana prejuicios y resentimientos anti haitianos.