El tiempo le echa tierra al dolo

El tiempo le echa tierra al dolo

El tiempo le echa tierra al dolo

Hugo López Morrobel

El tiempo ha sido históricamente la mejor dosis para llevar a la gente a que olvide muchos acontecimientos que han estremecido los cimientos de las sociedades, por lo que no debe sorprender que siempre se recurra a esa táctica para “echarles tierra” a hechos ominosos.

En nuestro país, el dejar pasar el tiempo ha beneficiado a personeros que han cometido crímenes y fechorías de toda naturaleza.

Y aunque muchos han sido “amenazados” con ser procesados judicialmente, al dejar dormir el sueño eterno esos casos nadie ha sido condenado.

No son uno ni dos los casos de trascendencia e interés capital para la población que se han echado al zafacón, sin que ni siquiera la Justicia, institución que debería ser la más interesada, muestre indicios del más mínimo interés.

Si se realizara un peritaje de los casos sumamente importantes que el tiempo se ha llevado para siempre, se podría notar que son miles los expedientes que duermen el sueño eterno en los archivos de los tribunales.

La situación es bastante compleja, dado que son muchas las acusaciones que se han realizado, desde hace décadas, de que la Justicia dominicana ha sido un comodín no solo para los actos privados, sino también para aquellos que desde posiciones oficiales reciben sobornos y cometen vulgares actos de dolo y corrupción.

Cuando digo que dejar pasar el tiempo es y ha sido el mejor aliado de los delincuentes de todo tipo, ahí está como ejemplo, que es el objetivo principal de esta columna, el robo, despojo, que desde hace años se llevó de paso millones de metros del complejo La Barranquita de Santiago.

Existe un expediente contra esos depredadores, pero la Justicia no hace nada, y, como el tiempo lo borra todo, ¡que siga el dolo y el robo!



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