Hugo López Morrobel
Los dominicanos Edwin Encarnación y José Bautista, tras rechazar buenos acuerdos con los Azulejos de Toronto, deben estar ahora rascándose la cabeza, porque sus pretensiones aparentemente se están enfriando por el desinterés de algunos equipos que se inclinaban por ellos.
Todo indica que en la medida que pasan los días son menos las organizaciones interesadas en sus servicios, por lo menos públicamente.
El caso más delicado lo enfrenta Bautista, quien al parecer tiene una prefabricada mala imagen con los aficionados, al punto que la gerencia general de los Orioles informó hace unos días que sus seguidores no lo pasan, lo detestan.
Esa misma situación debe estar ocurriendo con fanáticos de otros equipos, dado que tras sus enfrentamientos y actitudes lo ven como un “prepotente”, aunque quienes lo tratan aseguran que es de un trato excelente.
Encarnación, por su parte, asesorado por su agente, dejó escapar un contrato de 80 millones por cuatro años, debido a que considera que con su actuación desarrollada en 2016 es merecedor de 125 millones por cinco años.
Su producción fue muy buena, pero Edwin debe estar consciente de sus limitaciones defensivas.
Los próximos días serán decisivos para que ambos puedan obtener buenos pactos económicos, porque de alargarse su situación su valor descenderá, y se verán compelidos a firmar por menos tiempo y dinero.
Encaja esto con el refrán aquel de que “la ambición rompió el saco”.
RADARES.- Julio César Chávez Jr. venció a un inglés por decisión unánime, cosa que era de esperar si su rival no podía noquearlo, dado que para ganarle en Sinaloa, donde se realizó la cartelera, había que matarlo.
Sin embargo, por mucho que la prensa azteca quiera destacar su triunfo, la del sábado fue otra pobre demostración de un púgil que ostenta un récord de 50 triunfos y apenas dos reveses.
