Renaldo Bodden
No recuerdo si era Johanesburgo o Elvinvinicio que decía que no había nada más lejos que Nueva York.
Depende de la nave, la dirección del viento, comportamiento del clima, pero siempre el tiempo se redondea en tres horas.
Eso quiere decir que usted arranca desde el aeropuerto Peña Gómez hacia el Kennedy y puede ver el final de un juego de pelota que inició a la hora de abordar el avión, y más si es un partido Yanquis-Boston que casi siempre dura cuatro horas.
En el año 1970 los juegos promediaban 2:30, en 1981 el average subió a 2:33, en 2000, 2:58, y en 2014 fue de 3:02. Los factores son diversos, principalmente el aumento en la publicidad, pero lo cierto es los juegos deben ser agilizados.
En la NBA los partidos duran 2:25, en la NHL, 2:28 y en la NFL, 3:09, pero es un deporte más movido y esporádico (semanal).
El nuevo comisionado, Bob Manfred, quiere juegos más rápidos que se ajusten al ritmo que demanda el segmento juventud. Los cambios siempre provocan resistencia, ¿verdad David?, pero resulta contraproducente durar más de tres horas esperando el resultado en un deporte muy lento. En la pelota dominicana también hay que hacer algo, iniciando por reformular el famoso “sube y baja”.
