Ni miedo ni alarma. Síno un alerta. A los de la oposición el tiempo se nos hace corto. El tiempo es un factor muy esencial en la política y a diferencia del espacio, que tiene tres dimensiones, el tiempo es rígido, camina en una sola dirección, hacia adelante.
Sus mandatos son inapelables y a los dictados del tiempo todos estamos llamados a sucumbir. El tiempo a todos nos somete a la obediencia y es por demás, un recurso no renovable. Se aprovecha o se pierde irremediablemente para siempre.
Todo este filosofar lo traigo a cuento porque hay que recordarle a la dirigencia de la oposición que estamos ya a nueve meses de las elecciones, falta demasiado por hacer y el adversario a enfrentar tiene demasiado camino andado. Esta advertencia va dirigida principalmente al liderazgo del Partido Revolucionario Moderno, núcleo mayoritario de la Convergencia en proceso de formación, como instrumento para hacer frente al continuismo peledeísta.
En los tiempos heroicos cuando se estudiaban los manuales de la guerra de guerrillas, se decía que la velocidad de un columna guerrillera se mide por el ritmo al que camina el combatiente más lento. Y el PRM no debe permitir que esa condición se le cargue a él en este caso.
Por meses largos no se avanzó en la formación de la Convergencia esperando que el PRM terminara de constituírse.
Luego, la parálisis vino porque se debía esperar que ese partido eligiera su candidato presidencial. Lo hizo al fin, exitosamente, aunque pasó un tiempo precioso discutiendo si la elección del candidato se hacía por encuesta o por voto directo.
Resueltos esos asuntos, ahora está pendiente otro, terminar los acuerdos con sus aliados. Aquí una vez más la velocidad la pone el PRM y no estoy seguro de que en este aspecto se esté avanzando al ritmo que demandan las circunstancias. Dicen los campesinos de mi tierra, la del hermano Chu también, que los meses son semanas. Treinta y seis semanas faltan para las elecciones y hay que aprovecharlas.
Arreglados que sean los acuerdos finales, los del PRM en sus propias filas y los de ese partido con sus aliados, vendrán los eventos internos a los cuales hay que dedicarles tiempo, siempre el tiempo, y ya agosto va corriendo. Abreviemos el ritmo, compañeros, que no es verdad que estemos fatalmente condenados a la derrota.