El tiempo apremia

Con la firma del acuerdo del hotel Lina, el pasado domingo 9, los perredeístas de la corriente encabezada por el ex presidente Hipólito Mejía y el doctor Luis Abinader han tomado una correcta decisión. Con ese acuerdo preliminar ganan todos los firmantes, pero, específicamente, al referido sector perredeísta le previene del riesgo de desgastarse en la lucha por el control del Partido Revolucionario Dominicano y de que se le haga tarde para una participación electoral digna en el 2016.

Mientras su gran rival, Miguel Vargas Maldonado, tiene su plan y sus objetivos definidos y, a su manera y con sus métodos, camina hacia una convención, a los del sector opuesto, por momentos se les nota confusos, indefinidos y sin norte claro. Unas veces dicen que van a la convención, otras que recuperarán el control de su partido por vías legales, y ya se conoce la historia de todos los recursos que han interpuesto en los tribunales; otras que si no pueden por las buenas lo lograrán por las malas, sin que hasta ahora hayan podido hacer cambiar las cosas en su favor.

Entre tanto, la vida y el tiempo pasan. Por ahora parece descartable una solución negociada. La personería jurídica del partido está en manos del ingeniero Vargas Maldonado, y si no van a acogerse a las condiciones que este les exige, los de Mejía y Abinader están emplazados a buscar su propia vía de participación. La propuesta de convergencia, a que se refiere el acuerdo del domingo 9, se la ofrece y lo más aconsejable sería que no la desperdiciaran.

No tienen que renunciar al PRD ni declararse vencidos. Pueden decir que por el momento, coyunturalmente, ponen la lucha por controlarlo en un segundo plano, por que hay un episodio a la vista que los llama y no deben quedarse al margen.

Entonces dar el paso, junto a sus aliados, crear un instrumento de participación electoral y ya ese paso cambiaría el panorama de la oposición, que tiene en el conflicto interno del PRD el freno principal para superar la penosa dispersión que tanto la debilita.

Así se quita el desalentador tema de la situación interna del PRD del centro del debate y esa parte importante del electorado que se agrupa en torno a Mejía y Abinader, entra en abierta acción opositora y se prepara para la lucha, no contra el ingeniero Vargas Maldonado como claman algunos, sino contra el adversario político principal que es la amenaza continuista del Partido de la Liberación Dominicana. Los hechos y el buen juicio que debe suponérsele a gente de experiencia, dirán qué hacer después de las elecciones.