No os hagais tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21
En esta ocasión Jesús expuso su Sermón del Monte, y frente a él había una multitud de personas de todas clases sociales, a las que transmitió muchas enseñanzas a través de ese mensaje, una de ellas fue la del afán del hombre de acumular riquezas en la tierra.
El interés de hacer fortuna no es nuevo, en los tiempos de Jesús ya existía obsesión por las posesiones.
Jesús sabía que el hombre tenía una tendencia de amar los bienes materiales más que a Dios. Pero aún hoy Él sabe todo sobre nosotros, nos previene con sus palabras para poder entrar a nuestros corazones.
Por otra parte, “no acumulen tesoros en la tierra”, no quiere decir que está prohibido tener dinero o posesiones terrenales. De hecho las necesitamos en el cumplimiento de nuestras responsabilidades para con nosotros mismos, nuestras familias, a los necesitados y de apoyo a la causa del Señor.
El gran conflicto es, si los tesoros terrenales tienen tú prioridad, si el dinero, posesiones, condición social obtienen el máximo de tu atención, tiempo y energía – dice Jesús, tienes un gran problema!
La enseñaza es si nuestro corazón está inclinado a lo terrenal solamente, que pensemos también en acumular para el reino de Dios, abramos una cuenta en el reino de los cielos, en lo celestial hay cosas muchos más valiosas que el tesoro terrenal.