La pandemia que padecemos, nos ha hecho reeditar nuestras vidas. Nos está obligando a cambiar nuestros hábitos, nuestra rutina, como también está aconteciendo a las empresas e instituciones, las cuales necesariamente tienen que hacer todos los esfuerzos posibles por mantenerse en pies, con sus características particulares, ya que no a todas les impacta de la misma forma ni gravedad; algunas con la ventaja de que sus operaciones son fáciles y de costo bajo al digitalizar.
Una cosa si hay que tener bien presente, las empresas acostumbradas a tener equipo de trabajo que funcionan con una armonía donde se construye el talento colectivo con una buena gobernanza bajo el diseño adecuado de procesos y flujos convenientemente funcionales y humanos, es muy complicado descontinuarlo y hacer que el trabajo funcione igual de manera digital; la presencia, el contacto físico, construye lazos y compromisos de los seres humanos que no son posible con las redes.
Ahora bien, entiendo que la humanidad debe buscar otros rumbos, sobre todo teniendo en cuenta la sostenibilidad no solo del planeta, debemos tener en cuenta que necesitamos preservar los empleos para que la gente tenga el sustento de sus familias a través de sus propias manos, sin la mendicidad que se dan en los sectores más vulnerables, lo que destruye la dignidad de las personas. Y precisamente ese es mi gran temor, con el teletrabajo. Como preservaremos los empleos si son más los que se destruyen que los que construye la digitalización de las industrias los comercios e instituciones.
Es lamentable que no podamos mantener el nivel de emisiones de dióxido de carbono y basura tóxica ahora como forzado por la pandemia nos hemos tenido que comportar, porque debemos volver a los niveles de producción para sostener una economía que nos ofrezca el bienestar que disfrutamos, pero todos entendemos que necesitamos cambiar nuestra cultura de consumismo que pone en riesgo el futuro del planeta, nuestro hogar.
Que necesita mantener los parámetros al igual como el cuerpo humano necesita su temperatura de 36 grados, su colesterol y sus niveles de azúcar adecuado para sentirse saludablemente bien, y no descontrolarse y perder equilibrio que desencadene las normas del holoceno.
No creo que el mundo tenga en este siglo, otro evento que nos mueva las entrañas, por lo que la humanidad no debiera dejar pasar esta oportunidad para ajustar algunas situaciones que no son saludables, que están perturbando la sostenibilidad de la civilización.
Estamos ante una oportunidad de que los líderes se escuchen y pongan el oído en el corazón de la tierra, porque solo juntos podrán construir una nueva voluntad que nos preserve el planeta que deberemos dejarle para disfrute de nuestras generaciones futuras.
Si, debemos volver a recuperar nuestras vidas, pero con una nueva visión de que debemos impactar menos nuestro entorno por preservar cultura y costumbres nocivas para satisfacción de nuestro ego y vanidad.
El planeta, está demandando un cambio de nuestro comportamiento, y entiendo que estamos en el mejor momento para lograrlo, y somos nosotros y ahora cuando la preocupación y las circunstancias nos fuerzan a poner atención a los cambios.