Si te detienes en el malecón de Santo Domingo de darás cuenta del fuerte oleaje que se puede apreciar, es porque estamos en temporada de vientos.
Me maravillo viendo los movimientos de las olas del mar. Es el efecto más importante que produce el oleaje, ese choque de las olas contra las costas escarpadas o la base de los acantilados, es el fenómeno que me impresiona, y al mismo tiempo, el más hermoso que el mar puede ofrecer.
Leamos este dato, 1,332 millones de kilómetros cúbicos es la cantidad total de agua que contienen los océanos de la Tierra.
Duplicando geográficamente la superficie terrestre, increíble, verdad, pero lo que más me asombra es que el mar no penetra la tierra, por más vientos que se generen siempre regresará a su lugar. Esto me da más la razón de la maravilla de Dios, sosteniendo una parte de su creación, pero también Dios puede sostener tu vida.
El texto bíblico de hoy.
“He aquí, Dios es quien me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi vida”. Salmo 54:4
Dios es tu pronto auxilio en la tribulación.
Tu vida puede estar naufragando, pero Dios te sostendrá para que puedas crecer en medio del gran problema que puedas tener.
Cristo nos sostiene. En esta época de insatisfacción material y espiritual Jesús dice: “Venid a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Porque Cristo te garantiza la vida más llevadera, donde puedes poner tu carga sobre él, pues él la sostendrá para que puedas estar confiado. Oremos. Señor ayúdame a confiar en ti. Tú sostienes mi vida.