El estratega militar y político venezolano Simón Bolívar afirmó que “el talento sin probidad es un azote”.
Esta afirmación no tiene desperdicios porque llama a la atención en el sentido de que de nada serviría el talento en las personas, sino observar los principios éticos en la vida.
Enarbolar valores positivos carecería de relevancia, de no llevarlos a la práctica cotidiana, en vista de que lo que verdaderamente importa radica en la capacidad de predicar con el ejemplo las cosas nobles.