Guayama, Puerto Rico.-Con los rayos del candente de sol de verano como protagonista, y la emoción de conocer cada país que se visita, inició una agenda de fin de semana por los atractivos de la zona sur de Puerto Rico, un recorrido que se disfruta de principio a fin por los incalculables recursos que posee cada municipio, que logran cautivar a todo tipo de turista.
Bordear la isla es una experiencia única, pues sus tesoros naturales, la diversidad de sus especies, bosques, ríos y playas, constituyen un potencial y referente para el turismo, al ser un deleite para quienes la visitan, evidenciando que tiene bien ganado el nombre de ser esta “La Isla del Encanto”.
Cada municipio tiene su esencia, ya que desde Aibonito, Ponce, Guayanilla, Lajas y Guánica se pueden descubrir privilegiadas zonas de desconexión, por la tranquilidad de las aguas del mar Caribe, o por el contrario, existen para los más osados áreas de disfrute y fiestas movidas, donde el contacto con la gente, bailando salsa en cada esquina y las amenidades que ofrecen los bares y restaurantes frente a la playa, son la carta de presentación para una escapada en pareja, familia o en solitario.
Es más de lo que se piensa
Con tan solo subirse a un vehículo, comenzar el recorrido por sus calles o autopistas y vivir la experiencia de conocer toda una zona en largas horas de camino, es suficiente para despejar la idea de que a pesar de ser una isla tan pequeña, el país tiene en su haber incalculables atractivos, no solo en San Juan y Carolina, que son el foco de atención, sino más bien en los pueblos costeros de la zona sur, que invitan al escape del bullicio de la ciudad y son ideales para la aventura y el disfrute de millas y millas de playas llenas de vegetación y vida marina.
Como todas en el mundo, la zona sur es única, bañada por la costa rodeada de vida silvestre, rica en parajes de eco aventura, recreación pasiva y específicamente en Puerto Rico cuenta con mesones gastronómicos de primer orden, museos, puerto, club náutico y parques recreativos para quienes opten por redescubrirla.
Con casitas coloridas, grandes pendientes que van de esquina a esquina y una población que busca la tranquilidad y el descanso, pues la mayoría ya vive en el retiro, Guayama ofrece muchos atractivos para el visitante.
Allí pueden encontrar restaurantes, un club náutico y áreas recreativas. Hay alquileres de kayaks y paseos en bote y se pueden apreciar de cerca manatíes y tortugas marinas.
En el municipio de Guánica los amantes del mar podrán disfrutar de la playa Santa y un pequeño malecón, este es famoso por ser la zona donde desembarcaron las tropas americanas en 1898, cambiando la historia de la isla, donde está la piedra de Guánica, conocida como la Piedra Histórica.
Entre bellas flores
En esta zona hay atractivos para todos los gustos, pues los amantes de la naturaleza tienen un espacio cada año en el municipio Aibonito, al realizarse aquí el Festival de las Flores, el hilo conductor de una celebración única, colorida y educativa que contagia a miles de almas de todo Puerto Rico.
De vivos colores, grandes tamaños, árboles frutales, diversas especies de orquídeas, las ornamentales, medicinales, para decorar y adornar son solo parte de las plantas que se exhibieron en su 47 entrega, la cual tiene el objetivo de educar, al ser un espacio de consulta, con actividades educativas, charlas, competencias de jardinería, manualidades y espectáculos artísticos.
Durante diez días, el festival denominado “El arte a través de las plantas” concitó el apoyo de miles de puertorriqueños y extranjeros, quienes se dieron cita de 8:00 de la mañana a 7:00 de la noche para participar de los programas educativos y las ponencias del conocido agrónomo, experto en jardinería, paisajista, catedrático y escritor Douglas Candelario Nazario.
Ideal para la aventura
El montañoso pueblo de Aibonito fue el centro de la floricultura isleña como es costumbre, en los terrenos del festival en la carretera PR-722, al realizar la actividad cumbre del municipio, siendo esta el plato fuerte por la trascendencia que ha tomado, al exhibir variedad de flores de más de 40 floricultores del país.