Cada 21 de octubre se celebra en la República Dominicana el «Día Nacional del Poeta» como homenaje al natalicio de nuestra gran poetisa Salomé Ureña de Henríquez, que además de sus dotes literarias, fue una excelsa educadora.
Se le atribuye a Juan Ramón Jiménez decir que “el poeta no es un filósofo, sino un clarividente”, a Huidobro “El poeta es un pequeño Dios”; a Mario Quintana “Ser poeta no es sólo decir grandes cosas, sino ser una voz reconocible entre todas las demás.”
Para el 2004 fuimos de los fundadores del taller literario de poesía sorprendida Franklin Mieses Burgos, del cual recordamos con mucho agrado, ya que jóvenes entusiasmados queríamos mostrar y aprender lo qué la poesía podía hacer de frente y entre la sociedad.
Aquí les dejo un poema que hicimos en el 2004, no sin antes dejar colgado esta frase de Atahualpa Yupanqui que me excusa ante tal atrevimiento: “No me gusta que me confundan. En mi país hay grandes escritores y poetas. Yo, a veces, le arrimo el bochín a la poesía. Es sólo una arrimada. No me comparen. Pegar un grito en el cerro no es acercarse al sermón de la montaña.”
Lo titulamos
¡El soplo de la noche!
La noche me oscurece
Y los puntos blancos son
Los luceros que guían mi
Camino.
El viento me abriga
Y siento ese calor
Que congela mi cuero.
! La brisa, la brisa, la brisa ¡
Me dice al oído que adora
Susurrar que existe, y sentir
Su cuerpo uncido al mío.
Sonidos de violines cuales vienen
De las patas de músicos de la noche,
Son los responsables de violinizar la
Luz del sol sepulcrado.
@RamonLoraR