El sistema de partidos: un panorama diferente

El sistema de partidos: un panorama diferente

El sistema de partidos: un panorama diferente

Ver más allá de los fenómenos, escudriñar por encima de la cotidianidad y analizar la esencia detrás de las apariencias es lo que define la ciencia.

Aplicar estos elementos al sistema de partidos imperante, es un buen método para extraer conclusiones de lo que está pasando al interior de este sistema que se mantuvo sin cambios fundamentales desde mediados de la década de los setenta hasta muy recientemente.

En mi libro sobre los “Partidos Políticos en República Dominicana” había sostenido la tesis de un partidarismo que acusaba una relativa coherencia ideológica (liberales versus conservadores) y organizaciones unidas en su interior (reformistas, perredeístas y peledeístas).

Este sistema iba acompañado de cúpulas partidarias encabezadas por los tres líderes históricos del postrujillismo, Bosch, Balaguer y Peña Gómez. El papel de la personalidad en la historia impedía fracturas importantes. La muerte de esos dirigentes precipitó los cambios y abrió las compuertas de las divisiones.

Todo este esquema acaba de derrumbarse. Desde mediados de la década de los 2000, los reformistas comenzaron a subdividirse, luego en la década siguiente le siguieron los perrredeistas, y ahora, le ha tocado el turno a los peledeistas, que aparecían en el panorama como los abanderados de la cohesión interna pero que los últimos acontecimientos presentan un evidente fraccionamiento entre dos grupos que revelan una creciente descomposición interna.

En consecuencia, las elecciones del 2016 alimentaran este proceso de derrumbamiento del viejo sistema de partidos.

Ya lo vemos en el incremento del transfuguismo, en la desaforada lucha interna por los cargos electivos, en la minimización de los aspectos programáticos, en la indiferencia frente a las diferencias ideológicas y los temas centrales que aquejan a la nación , en el culto al dinero como elemento decisorio en las campañas internas, en la negación de la democracia interna y en el reforzamiento del poder de las cúpulas partidarias.

Lo que se prevé, pues, es una nueva reconfiguración del sistema de partidos.

Nada será igual al pasado, Los resultados electorales influirán en el dicha reconfiguración y el viejo tripartidismo saltará hecho pedazos.