El silencio es más elocuente

El silencio es más elocuente

El silencio es más elocuente

Hugo López Morrobel

Siempre se ha tenido la creencia de que ‘el silencio es más elocuente que la palabra’, pero no siempre es cierto, porque se da en incontables ocasiones que en tiempo de mutismo se maquinan hechos inimaginables en contra o a favor de un determinado interés particular o general.

En el Comité Olímpico Dominicano parece que se han dado cuenta de ello, porque una de las cosas más difíciles es saber cuándo conviene hablar y otra cuándo guardar silencio, todo después de que hace unos meses iniciaron una guerra interna de la que, estoy seguro, no imaginaron las consecuencias resultantes.

Pero parecería que en las últimas dos semanas todas las contradicciones quedaron resueltas o se tomó la decisión de callar y de no exponer ante la opinión pública, quizá conscientes de que todas las partes envueltas saldrían perdidosas si la población, incluso a los que les importa muy poco esa guerra, seguía enterándose de sus pormenores.

El origen de la batalla entre los dos grupos enfrentados que incursionan a lo interno del Comité Olímpico es, como casi siempre sucede, por los recursos económicos que aporta el Estado para el funcionamiento del organismo y para las federaciones que lo componen.

Todo indica que se pusieron de acuerdo en mantener silencio, porque les perjudica a todos, ya que unos más y otros menos, se benefician del pastel que ofrece el Estado para su funcionamiento y no pueden exponer sus contradicciones al público.

Que la “paz” que se aparenta hoy, ojalá sea permanente, aunque lo dudo, pero el deporte la merece en momentos en que el país y el mundo están inmersos en graves inconvenientes, en especial sanitario y económico.



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