El silencio de las víctimas de ciberbullying

El silencio de las víctimas de ciberbullying

El silencio de las víctimas de ciberbullying

El 55,1 % de las víctimas de ciberbullying niega habérselo contado a alguien, es decir, más de la mitad de las víctimas guarda silencio ante esta situación.

Esta cifra es mayor en comparación con el acoso escolar presencial donde el 38 % de las víctimas no lo explican.

En aquellos casos en que las cibervíctimas si se lo han comunicado a alguien, los amigos (78,1 %)la madre (68,7 %) y el padre (58 %) son las principales figuras a las que recurren para contar su experiencia.

Estos son algunos datos que recoge el I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación Colacao.

En el marco del Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso, se presentó la semana pasada esta investigación realizada en 2023 con la participación de 15 Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas y con la participación de 20.662 estudiantes, desde 4º de primaria hasta 4º de secundaria, de 325 centros educativos de las 17 Comunidades Autónomas.

1 de cada 4 ciberacosadores reconocen haber intentado quitarse la vida alguna vez

La investigación pone de manifiesto la relación entre vivir un proceso de ciberbullying con la salud mental, y en concreto con la ideación suicida.

Los problemas de salud mental pueden incrementar el riesgo de ser elegido víctima y también ser una consecuencia del acoso o ciberacoso sufrido.

En este aspecto, los resultados muestran que la exposición a la violencia, ya sea presencial o virtual, incrementa el riesgo de emplear la violencia contra uno mismo.

En el caso del ciberacoso, 1 de cada 4 ciberacosadores reconocen haber intentado quitarse la vida alguna vez (un 24,9 %), y en el caso de las cibervíctimas 1 de cada 5 (un 21,1 %).

La doctora María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, explica que los programas contra el acoso escolar deben prevenir también su actual extensión a través de dispositivos digitales.

“Los dispositivos digitales, que aumentan su gravedad al hacer que las víctimas lo sufran de forma permanente y sin poder encontrar un lugar seguro que lo detenga, inhibe la empatía de quienes lo ejercen y potencian un anonimato e impunidad de graves consecuencias. Escuelas y familias deben cooperar estrechamente en la lucha contra estas dos formas de acoso y necesitan la colaboración del resto de la sociedad”, indica la especialista.

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Infografía de I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación Colacao. Foto cedida.

Situaciones del ciberacoso

Entre las situaciones más comunes de ciberacoso que se reconoce haber vivido, de forma repetida en
los dos últimos meses son de tipo verbal y relacional.

Entre ellas se encuentran contar mentiras para causar rechazo entre los demás (5,4 %), hablar mal del aspecto físico para herir los sentimientos (4,5 %), llamar por motes, burlarse o ridiculizar (4,2 %) e ignorar a propósito, excluyéndole del grupo (3,5 %).

Se trata también de las situaciones más frecuentes en el acoso escolar presencial, con porcentajes más elevados que con TIC, Tecnologías de Información y Comunicación.

Por otro lado, teniendo en cuenta las formas específicas de ciberbullying que se pueden ejercer a través de dispositivos digitales y móviles, incluyendo los que reconocen haberlas sufrido alguna vez, las situaciones más preocupantes son:

  • Enviar o publicar fotos o vídeos sin permiso o para hacer daño (8 %)
  • Llamar de forma anónima para amenazar o dar miedo (6,7 %)
  • Coger el móvil y enviar fotos, vídeos o mensajes malos para meterte en problemas (6 %)
  • Piratear tu cuenta para hacerse pasar por ti (4,7 %)
  • Crear un perfil falso con datos personales para hacer daño (4,2 %).
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Infografía de I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación Colacao. Foto cedida.

Diferencias según el género

El 10,3 % de los jóvenes con acceso a internet sin supervisión adulta reportaron haber sufrido durante los dos últimos meses y de forma repetida alguna situación de ciberviolencia llevada a cabo por chicos o chicas de su edad, con una mayor incidencia en ellas (12,7 %) que en ellos (8,7 %).

Al segmentar este resultado en función de la etapa educativa, se diferencia que, el 9,1 % del alumnado de 5º y 6º de primaria; y el 11,4 % del alumnado de secundaria han sufrido varias situaciones de ciberbullying durante los dos últimos meses.

Por otra parte, en cuanto a quiénes realizaron ciberacoso, los chicos (5 %) reconocen participar en situaciones de ciberacoso con mayor frecuencia que las chicas (3,6 %).

A nivel del total del alumnado de 5º de primaria a 4º de secundaria, el 4,4 % reconoce haber participado, en los dos últimos meses, en alguna situación de ciberacoso con una frecuencia de mínimo 2 o 3 veces al mes.

De acuerdo con estas cifras significa que hay un ciberacosador por aula (estimando 28 alumnos por aula), y 134.448 alumnos de estas etapas educativas que reconocen haber ejercido este tipo de violencia con la periodicidad mencionada.

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Infografía de I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación Colacao. Foto cedida.

Factores de protección del ciberbullying

Las estrategias para proteger a los estudiantes del ciberacoso incluyen la educación sobre los riesgos de las TIC, saber dónde encontrar ayuda y fomentar la comunicación con padres y profesores.

El 85,2 % de los estudiantes recuerda haber recibido formación en su centro educativo sobre los riesgos de internet y redes sociales, lo que reduce significativamente el riesgo de acoso.

Además, el 69,4 % de los estudiantes saben dónde pedir ayuda.

En cuanto a hablar con la familia sobre sus actividades en el entorno digital, sólo el 20,7 % de la muestra lo hace de manera habitual.

Asimismo, se observa que los estudiantes que no participan en el acoso escolar o que son víctimas de él reciben un mayor apoyo familiar y tienen una mejor calidad educativa en comparación con quienes ejercen el acoso.

Este apoyo familiar contribuye al desarrollo de la empatía y a la capacidad de resolver conflictos sin recurrir a la violencia.

La seguridad de un buen apoyo familiar puede disminuir la percepción de vulnerabilidad en los estudiantes, reduciendo así el riesgo de ser víctima de acoso escolar o ciberacoso.

Esta seguridad ayuda también a que las víctimas pidan ayuda desde el principio, facilitando con ello la intervención temprana y la prevención del agravamiento del acoso.

Por tanto, es esencial involucrar a las familias en la prevención del acoso escolar y el ciberacoso, ya que su participación es crucial para erradicar estos problemas.

Decálogo para avanzar en la erradicación del acoso escolar y el ciberacoso

El estudio de la Universidad Complutense de Madrid ofrece diez principios básicos para hacer frente a esta situación:

  1. Adoptar una perspectiva proactiva, que se anticipe al acoso y al ciberbullying antes de que se produzcan, para prevenirlos.
  2. Enseñar a rechazar el acoso escolar y el ciberbullying como dos graves amenazas a los derechos humanos, desarrollando el compromiso de intervenir para detenerlos desde la primera señal.
  3. Adoptar una perspectiva de género, que ayude a construir una identidad basada en la igualdad y el respeto mutuo.
  4. Desarrollar las competencias socioemocionales en todo el alumnado, con las que afrontar el estrés sin recurrir a la violencia ni utilizarla contra uno/a mismo/a.
  5. Favorecer la inclusión de todo el alumnado en su grupo de clase y ayudar a construir simultáneamente la igualdad y el respeto a la diferencia.
  6. Desarrollar la autoridad de referencia del profesorado para que pueda favorecer el empoderamiento y el sentido de pertenencia al centro escolar de todo el alumnado.
  7. Ayudar a las víctimas a paliar el daño originado por el acoso escolar y el ciberacoso.
  8. Corregir la conducta de quienes ejercen acoso escolar o ciberacoso.
  9. Promover la colaboración de las escuelas con las familias, para que puedan transmitir su claro rechazo al acoso escolar y al cibreacoso, ayudar a quienes los han sufrido y corregir a quienes los ejercen.
  10. Desarrollar la colaboración de las escuelas con el resto de la sociedad.


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