Los conflictos no tienen condición social. Ellos no se detienen, siempre andan con las personas. No existe forma de evitarlos. Están aun en pausa, pendiente a su solución.
Muchas personas reaccionan violentamente cuando otra le insulta con palabras obscenas. Como toda acción trae una reacción, pero también un resultado. El cual determina las consecuencias, sea detenido o despedido de su trabajo.
Pero el silencio tiene sustancias. Tiene jugo. Se puede exprimir. Con ese producto usted ha tenido el tiempo para buscar salida a la situación con el otro u otra.
Aunque dice un refrán que “el que calla otorga”, creo que callar es de sabio. Ya que con esa actitud puede decirle al otro u otra, muchas cosas. Además, que les dejas lecciones.
El silencio alimenta el cuerpo. El cerebro y extiende la vida. Entiendo yo.
Toda persona necesita un lugar para pensar. Para buscar ideas. Razonar y a la vez, reaccionar ante un conflicto o diferencia.
Con el silencio puedes lograr que el otro u otra, te deje tranquilo y logres un acuerdo o conciliación. Te cedan el paso. Te comprendan. O más bien, te digan esa persona tiene problemas.
Hoy en donde estamos en constante ruido, la persona necesita un espacio para descansar la mente. El cuerpo. Pero además, para pensar en proyectos suyos y de la familia.
Hoy invito a los lectores a buscar el silencio como habilidad de resolver conflictos. Noto en las persona participantes en las mediaciones, que al hacer silencio, ellas traen conceptos nuevos al dialogo o al problema.
Indicando que el silencio le permitió un traslado, una ida y a la vez, una vuelta para resolver sus disputas con su pareja, expareja, hermanos, tíos u otros familiares.
Con esas acciones, estos lograron pacificar y resolver el conflicto. Pero además, construir un puente entre las personas participantes. El conflicto y el silencio, dieron una oportunidad al ser humano.