El siguiente paso

Todo nos aboca a vivir constantemente en el siguiente paso. Si estás en el colegio, ¿qué universidad elegirás?; si te acabas de casar, ¿cuándo llegarán los hijos? La vida parece una carrera en la que una vez alcanzada una meta, incluso antes, ya debes salir corriendo hacia la siguiente sin pararte un segundo.
No importa si es lo que quieres, no te da mucho tiempo a pensar, porque la mayoría de las veces es lo que “debes hacer, estés o no preparado. Si te detienes, ya empiezas a ser señalado.
Todo es tan sutil, está tan enraizado en nuestras actitudes y cerebros que lo hacemos sin analizar, ahora mucho más cuando las tecnologías nos han enlazado a nivel global. No estoy en contra de la planificación, de ponerse metas o de tener una visión de futuro.
Me refiero a que no nos permitimos disfrutar realmente el presente, ser conscientes de lo que hemos logrado y de lo tenemos que es lo que define la felicidad aquí y ahora, porque ya estamos pensando en lo que debemos hacer y lograr.
Eso muchas, muchas veces provoca ansiedad. Y también, como les comentaba, resulta que son objetivos preestablecidos que responden a esos ideales creados yo no sé por quién que te dicen lo que tienes que hacer, cómo debes verte, qué objetivos debes alcanzar para ser exitoso. Hace poco alguien me decía que su mayor placer era escuchar la risa de su pareja. Me pareció tan hermoso, el hecho de que algo tan simple fuera lo que le daba alegría y sobre todo que fuera capaz de percibirlo.
Eso es lo que digo, es ahora que debemos sentir la felicidad, no mañana o dentro de un año. Si seguimos viviendo en el siguiente paso, al final no logramos nada.