SANTO DOMINGO.-El Malecón capitalino se ha convertido en un receptor de algas pardas o sargazos, que cada vez se incrementan, cambiando el paisaje marino, al tiempo de variar el suave y agradable olor a maíz o verduras tradicionales que despiden las olas por otro persistente, parecido a las sardinas, fruto de los gases que generan las algas.
La turbidez de las aguas, que en vez de azul cristalino ayer se observaban desde mar adentro hasta el litoral sur en tonos marrón y amarillo, ahora es motivo para que visitantes se alejen del lugar.
Entre estos figuran pescadores, que por temor a perder sus chinchorros o artes de atrapar sus presas, prefieren aplazar sus faenas esperanzados en que esa dinámica merme.
En esta última situación están algunos en las proximidades de la avenida de la Marina, donde además del sargazo también tienen dificultades con el incremento de algas lilas, que les obstruye el motor de las embarcaciones.
Aquí en este último lugar, manejadores de botes se han unido y participan en jornadas de limpieza con la idea de remediar la situación que les está impactando económicamente, dado que la pesca es su forma de sustento.
Esta situación recién afectó el puente flotante, obligando a que el Ministerio de Obras Públicas dispusiera el cierre provisional hasta liberarlo de las algas.
“Es lamentable esta situación, porque se ve afectada la vida marina, y el olor es desagradable, pestilente, como de sardina, comentó el estudiante de ingeniería electrónica Robert Furcal, quien reside en el populoso sector de Los Guandules.
Al igual que él, Esther Alcántara, del área de hotelería, ve con preocupación el malestar ambiental porque además de afectar a los bañistas, especialmente en zonas playeras, las referidas algas se combinan con una gran cantidad de desechos de todo tipo arrastrados por cañadas y ríos.
Los pro y contra
Basándose en levantamientos hechos por el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura ( Codopesca), Marcia Beltré Díaz, la docente-investigadora de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, para sectores como el turismo el sargazo siempre va a ser satanizado, Sin embargo, la experta entiende que aunque en lo ecológico tiene impacto negativo inmediato, también surte otro positivo a la vez por ser un ecosistema natural en que se refugian muchas especies que favorecen la cadena alimentaria.
En términos de las poblaciones pesqueras hay un efecto negativo porque en muchos casos dañan las artes de pesca o herramientas como los chinchorros por el peso de las algas. En ese sentido, asegura que a los pescadores les hace falta formación.
Afirma que en la costa cuando el sargazo llega los pescadores se benefician porque arrastra especies pelágicas migratorias (como atunes y dorados) a niveles más profundos.
Empero, la gran acumulación afecta los reservorios que se reproducen en los estuarios (desembocaduras de ríos) con la falta de oxigenación, provocando mortandades.
Beltré Díaz dijo que desde el 2011 el sargazo genera preocupación para los países del Caribe porque produce impactos ambientales y socioeconómicos en ecosistemas costeros.
Economía
— Afectación
Los chinchorros o mallas para capturar peces y otras especies acuáticas se ven afectadas por el peso de las algas. Los mismos cuestan entre 200 y 400 mil pesos, lo que significa un duro golpe perder estas herramientas de trabajo.