Madrid.-El rey Juan Carlos de España, de 76 años, cuya imagen se vio empañada en los últimos tiempos por los escándalos, anunció ayer la abdicación en su hijo Felipe, aludiendo a un deseo “de renovación, de superación, de corregir errores”.
Juan Carlos I, coronado con 37 años el 22 de noviembre de 1975 tras la muerte del dictador Francisco Franco, construyó su popularidad dirigiendo con pulso firme la transición de España hacia la democracia.
Sin embargo, en los últimos tiempos se vio sacudido por incesantes problemas de salud y por varios escándalos, encabezados por la investigación por presunta corrupción a su yerno Iñaki Urdangarin, que salpicó a su hija menor, la infanta Cristina.
“He decidido poner fin a mi reinado y abdicar la corona de España”, anunció en un discurso televisado en el que aludió a “la larga y profunda crisis económica” que sufre España y durante la cual vio caer su popularidad.
“Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad”, aseguró, con semblante serio, en un sobrio discurso desde el Palacio de la Zarzuela.
“Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor”, agregó, llamando a “pasar a la primera línea a una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas”.
El nuevo rey
El Príncipe de Asturias, de 46 años, que junto a su esposa la princesa Letizia logró mantenerse al margen de los escándalos y vio aumentar su popularidad a medida que caía la de su padre, será nombrado próximamente nuevo monarca bajo el nombre de Felipe VI.“Mi hij
o Felipe, heredero de la corona, encarna la estabilidad que es seña de identidad de la institución monárquica”, aseguró Juan Carlos quien había dicho hasta muy recientemente que no abdicaría.
El presidente Rajoy
“He visto al Rey convencido de que éste es el mejor momento para que pueda producirse con toda normalidad el cambio en la jefatura del Estado”, había asegurado poco antes el presidente del gobierno, el conservador Mariano Rajoy, primero en anunciar la decisión en una declaración institucional convocada de urgencia.
Rajoy explicó asimismo haber convocado “un consejo de ministros extraordinario” para hoy, recordando que el proceso de abdicación, inédito en la actual democracia española, necesitará la aprobación de una ley orgánica.
Para algunos analistas, el Rey quiso aprovechar la popularidad del heredero en un momento en que España se enfrenta al difícil reto independentista en Cataluña -gran región del noreste que planea organizar un referéndum de autodeterminación en noviembre- mientras lucha por salir de la crisis económica y superar la lacra de la corrupción.
“Ante la inestabilidad política que hay, ha pensado que era el momento de poner las cosas en su sitio”, afirma César de la Lama, autor de la primera biografía autorizada del rey.
“Es consciente que estamos viviendo un momento en nuestro país en el que hace falta fuerzas renovadas para liderar este histórico momento”, considera Fermín Urbiola, autor de varios libros sobre el monarca.
Habla Ban Ki-moon
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó el “sobresaliente servicio público” del rey Juan Carlos de España.
Ban señaló su “sincero agradecimiento” por “el compromiso personal y las valiosas contribuciones” del Rey al trabajo de Naciones Unidas, especialmente en el contexto de la Alianza de Civilizaciones y de los Objetivos del Milenio, según dijo el portavoz del secretario general, Stephane Dujarric, en una declaración leída a la prensa.
Además, Ban “rinde homenaje al sobresaliente servicio público que su majestad ha realizado en los pasados 39 años, y recuerda entre otros logros el papel instrumental en la transición de España a la democracia”, añadió el portavoz.
Fin de la monarquía
En tanto, millares de manifestantes en la Puerta del Sol de Madrid, reclamaban ayer el fin de la monarquía española después de la abdicación del rey Juan Carlos, tras 39 años en el trono.
“No más reyes, referéndum”, “los Borbones a las elecciones”, o “transición real… sin rey”, se leía en las pancartas agitadas por los manifestantes.