Parece que el rey don Juan Carlos de Borbón, con todo y su noble título de rey emérito, está mal implicado en asuntos no muy santos en su país y anda corriendo. Y parece que corre bien, porque hasta hace unas cuantas horas no se tenía conocimiento oficial del paradero de tan ilustre corredor.
Se dice que puede estar aquí y no sería extraño. Don Juan Carlos es estudioso de la historia y sabe que su lejano antecesor, el nombrado Cristóbal Colón y Fontanarrosa, estuvo por aquí y aunque finalmente salió con sendas esposas en las muñecas, por un tiempo a don Cristóbal le fue bien en esta tierra de indios inocentes.
Además, dicen las leyendas que el gran almirante dijo una vez que esta era la tierra más bella que ojos humanos habían visto. Aunque dudo que, asediado por las urgencias de los requerimientos que la justicia le está haciendo, don Juan Carlos tenga mucho tiempo para andar contemplando los paisajes.
De todos modos, República Dominicana tiene sus atractivos para determinados personajes. Recuerdo que cuando el dictador Fulgencio Batista vino huyendo desde Cuba en enero de 1959, el periódico The New York Times publicó un artículo sobre nuestro país titulado: El Escondite del Caribe, porque aquí se refugiaba cuanto tirano de América era derrocado y quería ponerse a buen resguardo de la justicia en su país. Gerardo Machado, de Cuba; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia, Batista, fueron algunos de ellos.
En estos tiempos, con los casos que salen a la luz pública de perseguidos que buscan refugio aquí, cualquiera piensa que seguimos siendo un escondite.
Don Juan Carlos preparó su retirada y tiene su villa propia en Casa de Campo, el Guantánamo dominicano. Tengo la sospecha de que, aunque las autoridades dicen que no ha venido, el rey emérito está refugiado aquí.
De lo sublime a lo ridículo podría ser el título de una obra en la cual un rey pasa a ser un perseguido y, como dicen los de Podemos allá en España, “un prófugo”. Aseguran los parientes del rey emérito que él está dispuesto a dar la cara en los tribunales, esperemos que así sea y ojalá un juicio público permita poner al descubierto todo lo que hay detrás de las cortinas del Palacio y sus inquilinos.
Mientras tanto, parece que el rey anda corriendo y que es muy buen corredor.