Después del respiro que nos dieron las Reinas del Caribe, el “tigueraje” político volvió a la carga manifestado desde la cámara de diputados, el Senado de la República y diversas salas de regidores de algunos ayuntamientos del país. En la Cámara de Diputados, el palo que, no fue asechado, del danilismo al leonelismo es una demostración de quién ostenta el poder y que no importa los acuerdos sino demostrar quién manda.
Y mientras el bestiario político se mueve entre mayorías, minorías, sangre nueva y sangre pura, en Santiago de los caballeros sus tres hospitales se encuentran en situación crítica, el Hospital Regional y Universitario José María Cabral y Báez, intervenido hace seis años sin ser terminados los trabajos de esta infraestructura, el Hospital Regional Infantil Dr. Arturo Grullón, con niños ingresados entre cuatros y cinco en una misma cama. En tanto el Hospital Rafael Estrella Ureña, los galenos se han manifestado en diversas ocasiones pidiendo se mejoren las condiciones en la que opera la maternidad del mismo.
A esta situación podemos agregar que en la República Dominicana contabiliza 10 fallecidos por dengue y 6,383 casos de posibles contagios, mientras que la enfermedad sigue expandiéndose por el país, según informó el propio Ministerio de Salud Pública hace solo algunas semanas.
Y como si fuera poco el mismo día del llamado a clases por parte del Ministerio de Educación la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) convocó para el jueves próximo a el magisterio nacional por la inconformidad con el Concurso de Oposición Docente 2019, el cual pide “revisar”.
La otra cara la pone la UASD pidiendo apoyo económico del gobierno ante la crisis económica que vive la casa de altos estudios donde también se inició el semestre 2019-2.
Así las cosas y la respuesta estatal ausente de las instituciones públicas que padecen todo tipo de precariedad, cuando el gobierno hace alardes de la inversión en salud y educación y los problemas en estos dos sectores, educación y salud, brotan a granel.