Similar a Juan Pablo Duarte para la República Dominicana, Jean Jacques Dessalines es el padre fundador de la patria haitiana. Es el más venerado de los héroes haitianos.
Por las características y el alcance de la revolución haitiana, es de mayor proyección internacional la figura de Dessalines, considerado como uno de los jefes militares más exitosos del siglo XVIII por su victoria sobre el ejército napoleónico y sus aportes a la humanidad.
Siendo uno de los personajes más emblemáticos de la isla existía un desconocimiento casi total en la sociedad haitiana contemporánea de la trayectoria de Duarte, incluso en la guardia nacional de Jean Pierre Boyer en 1842. Aprovechando la celebración de su bicentenario, el año pasado, la Fundación Zile rompió con esa ignorancia.
Conferencias en la Universidad de Limonade y en la Fundación Conocimiento y Libertad (FOKAL) en Puerto Príncipe, entrevistas radiofónicas de destacados académicos dominicanos sobre el líder de los Trinitarios fueron favorablemente ponderadas. Aunque su proyecto libertador haya provocado bajas en el campo haitiano. Es la realidad. Es el pasado.
Sacando de su contexto hechos protagonizados por Dessalines ante las graves amenazas del general de brigada francés Jean Louis Ferrand, quien desde el Santo Domingo Español complotaba para reconquistar la colonia perdida en 1804 y restablecer la esclavitud de los negros, una corriente intelectual y política dominicana utiliza su figura para perpetuar una suerte de enemistad entre las dos naciones.
Recordando las víctimas hay que contar la verdadera historia. Renombrados escritores dominicanos como Emilio Cordero Michel en su obra “La Revolución haitiana y Santo Domingo” han analizado brillantemente los acontecimientos sin dejar de subrayar, como el intelectual haitiano Jean Price Mars, los excesos cometidos en Moca y Santiago en 1805.
Debe de señalarse que las fuentes históricas no concuerdan sobre el número de víctimas que no pasa de 500, ni su real composición entre civiles y fugitivos carcelarios. Algunas eran notables autorizados por Ferrand a cazar y matar a los nuevos libertos haitianos.
Ojalá que la UASD inicie una serie de conferencias para esclarecer de manera definitiva tan doloroso episodio de la historia insular. Sin ignorar las atrocidades sufridas por los indígenas y esclavos negros durante casi 4 siglos, de los conquistadores civiles, militares y clericales de países con los cuales no existen estos resquemores históricos.
En ese tenor, a raíz de la revolución iniciada por Toussaint Louverture, indudablemente, los franceses pudieran tener más “justificación” para montar espectáculos tan ignominiosos como los de la UASD en ocasión del 208 aniversario de la muerte de Dessalines. Sus bajas militares y civiles durante la guerra de independencia de Haití bajo la conducción del líder haitiano se cuentan por decenas de miles en circunstancias aún más dramáticas. Es la realidad. Es el pasado.
Con todo, por su grandeza, Francia se apropió de Toussaint, cuyos restos descansan en el Panteón Nacional de París. En tanto que el día de Dessalines es estrictamente respetado por las autoridades dando a la diáspora las facilidades necesarias para sus actividades conmemorativas.
En un proceder que escapa naturalmente al entendimiento de un gallo, la República Dominicana como Estado asimismo lo ha asumido.
Los mandatarios no han dejado de reconocer en algunos de sus discursos la obra de los grandes héroes de la nación haitiana.
El último en hacerlo citando a Dessalines es Leonel Fernández en la inauguración de la Universidad de Limonade en 2012.
Por el decreto 36-14 del 8 de este mes, el gobierno, a través del Imposdom lanzó la emisión de nuevos sellos bajo la apelación “Próceres y líderes de América” en la cual, entre más de 20 figuras protagónicas, se incluyó a Jean Jacques Dessalines.
El evento boicoteado en la UASD por grupos calificados de fascistas por la prensa dominicana no era un simple homenaje. Se trata de la conmemoración, por la FEDAYODEH,de una fecha patria a la cual la comunidad haitiana tiene total derecho. Igual que los dominicanos en la diáspora incluso en Estados Unidos respecto a la guerra de Abril del 65 pese a los muertos en las tropas americanas.
Con sus errores y logros, defectos y virtudes, al padre-fundador de una nación hermana y vecina, no se precisa quererlo. Sencillamente se le respeta.