El ejercicio correcto de las relaciones públicas tiene su mayor fortaleza en la verdad, la honestidad, el humanismo, la capacidad y los valores morales, lo que convierte esta disciplina en un verdadero sacerdocio.
Por lo general, la gente confunde al relacionista con el periodista y el relacionismo con la acción de prensa, pero aunque ambos están estrechamente vinculados y juntos alcanzan una mejor gestión, su operatividad es muy diferente. La acción de prensa y la de relaciones publicas son muy distintas.
El relacionista tiene la sagrada misión de pensar, crear, estructurar la imagen, poyectarla y lograr que se sostenga, razón por la cual su trabajo es más cauto, más humano y requiere de una serie de atributos para poder conectar a la empresa, la institución, la entidad o la persona con sus públicos en base a la verdad, la calidad y los principio éticos.
El relacionista nunca se mueve en torno a los recursos económicos, sino con los humanos, la interacción con los públicos internos, del entorno y los externos, conduciendo su labor para obtener los niveles de credibilidad que hagan viable su representación, le dé prestigio y pueda alcanzar, incluso, el mayor nivel de reputación.
La acción de prensa tiene como misión conectar con los medios de comunicación, producir las informaciones que mantengan en la palestra y en el interés de la gente a su patrocinado.
Sin los medios el periodista que ejerce esa función no puede llenar su cometido, pero el relacionista puede lograrlo porque su objetivo siempre será la imagen proyectada sobre la verdad y la demostración de la calidad de lo que proyecta.
El ejercicio de las relaciones públicas es aún limitado en el país, pero tenemos la certeza de que se acercan los días en que su aplicación será verdaderamente comprendida y tanto el comercio, como el Estado y el país, serán sustanciosamente beneficiados con su aplicación.
El país necesita un mayor alcance en las relaciones públicas.
Hay muchas empresas y personas que lo han ido comprendiendo y sus éxitos están a la vista de todos, porque los programas de responsabilidad social que asumen siempre tienen grandes resultados.
El relacionista cuando entra en la vocación llega al humanismo y el beneficio pecuniario jamás es su primer norte.