Dimaggio Abreu.
El anuncio hecho por autoridades del Gobierno de establecer un registro de los forjadores independientes de jugadores para el béisbol profesional parece un toque de atención obligado ante la grave crisis que por décadas ha envuelto a ese sector, matizada por fraudes de identidades, edades y dopaje, recién avivada por el fallecimiento de un adolescente de 14 años.
El Comisionado Nacional de Béisbol, que encarna Junior Noboa, es responsable de hacer el registro y las academias o preparadores libres tienen hasta 45 días para hacer efectiva la inscripción. A posteriori, se establecería un protocolo sobre dopaje con el consiguiente régimen de consecuencias que se coordinaría con el Ministerio Público.
Esta medida, de entrada, nos parece simplista porque no toca aristas de la problemática que el Gobierno debe tomar en sus manos, como garantizar que los futuros aspirantes a beisbolistas quemen la etapa de la niñez y evitar que con 10, 11 y 12 años sean sometidos a procesos anti natura de fortalecimiento para que con 16 muestren una fortaleza inusual y “venderlos” como cerdos de engorde.
Sin corregir dicho mal no se asegura evitar la deserción escolar o que los prospectos consigan una pírrica escolaridad, los que demasiado temprano se adentran en el afán por conseguir una firma.
En el estadio social en que gravita el mundo es preciso que el Estado dominicano (que está haciendo gran inversión en educación) se plantee como meta inmediata que nuestros jóvenes alcancen el bachillerato, pero hacer hincapié con los atletas, para que no estén en desventaja en su interacción con sus colegas del resto del planeta y mejoren su comunicación verbal y escrita.
Por estas cosas es que retomamos las sugerencias hechas en la anterior entrega de “Entorno Deportivo”: una, que MLB (o RD se lo solicite) aumente la edad de firma de prospectos agentes libres del país de 16 a los 18 años; y otra, que nuestras autoridades prohíban a los preparadores libres acoger en sus programas a nuestros niños hasta que cumplan 16 años, como forma de garantizar una mejor formación integral (física y mental).
La gente común no tiene idea de las cosas, que se afirma, suceden en ese mundillo de la preparación de jugadores, con variada metodología de dopaje, establecimiento de acuerdos de palabra muy tempranero con los agentes de MLB. Se dicen cosas que uno no se atreve a repetirlas en público, porque espantan y pueden traumatizar a esos muchachos deseosos de alcanzar el éxito.
Las autoridades deben buscar fórmulas, además, para evitar acuerdos sobremanera desventajosos para el futuro profesional que padres o tutores establecen con el preparador, que a veces exigen porcentajes de acuerdos futuros o de por vida en caso de que el muchacho alcance las Grandes Ligas.
Con las primeras informaciones ofrecidas sobre el registro ante el Comisionado Nacional de Béisbol de los preparadores de futuros jugadores, es evidente que se intenta proteger la industria del béisbol, pero no la formación integral de los aspirantes a ser atletas profesionales. En el camino, debe tocar notas más profundas.
