El progreso educativo dominicano
La entidad sin fines de lucro Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), con casi veintisiete años de servicio a este neurálgico sector y a la sociedad dominicana, presentó un nuevo estudio titulado “Informe de Progreso Educativo República Dominicana 2015: ¡Decididos a Mejorar!”, primero de su tipo en los últimos años, el cual refleja, que sie bien es cierto que el principal reto del sistema educativo sigue siendo la calidad de los aprendizajes, no lo es menos que el país ha dado, especialmente en el último lustro, claras señales de que está determinado a mejorar.
Gradualmente, hemos avanzado y cambiado las perspectivas, desde deficientes hacia una tendencia de progreso, en cada una de las ocho dimensiones que, habiéndose analizado en 2010, arrojaban calificaciones deplorables, siendo las más bajas en la región.
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Las dimensiones sometidas a estudio de 2010 a 2015 fueron: a) Logros de aprendizaje, b) Cobertura, c) Permanencia en la escuela, d) Equidad, e) Autoridad y responsabilidad de las escuelas por los resultados, f) Financiamiento, g) Profesión docente, y h) Estándares y sistemas de evaluación.
El estudio de EDUCA, financiado por empresas privadas y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con participación del Diálogo Interamericano (EEUU), indica que en los últimos cinco años, “la República Dominicana muestra victorias tempranas que se reflejan en avances en cada una de las ocho dimensiones evaluadas en este reporte”.
Son evidentes logros como el financiamiento al sistema educativo preuniversitario, cuya consecución se debió a la lucha de la sociedad civil por el 4 % del PIB para la educación y a la obediencia del Estado ante este reclamo; el acceso y permanencia en las aulas; la prácticamente universalizada educación primaria, con cobertura de 95%; se notan mejoras, aunque no las deseadas, en la matriculación neta de preprimaria y secundaria; pero, hay que mejorar sustancialmente el nivel inicial, que va de 3 a 5 años, cuya cobertura es de 37 % y el secundario, que alcanza 64 %.
La política del Gobierno de Jornada Escolar Extendida está dando buenos resultados en términos de menor deserción escolar y de equidad social.
Hemos mejorado en la formación y carrera docente, a través de más dignas condiciones de trabajo y salario para los maestros, así como por la definición de estándares profesionales.
A esto se suma un proceso de reforma curricular que apunta a incidir sobre la calidad de los aprendizajes para cada grado de escolaridad.
Es menester reconocer, más allá de los valladares del escepticismo y del guirigay ideológico-partidario propio de la dinámica oficialismo/oposición, que entre 2010 y 2015 hemos vivido el período de transformaciones educativas más profundas que hayamos experimentado a lo largo de nuestra historia republicana.
Esto, luego de quince años de olímpico incumplimiento de lo dictado, en términos de financiamiento, por la Ley General de Educación 66-97.
Ciertamente, en logro de los aprendizajes seguimos teniendo oportunidad de mejora, con todo y que en 2015 pasamos de F o “muy deficiente” a D o “deficiente”.
En renglones donde mantenemos una misma calificación que en 2010, ahora, en cambio, las tendencias son de progreso.
Hay que subrayar, no obstante, que el ámbito de la Primera Infancia requiere de un mayor empuje y eficacia del programa de atención integral “Quisqueya Empieza Contigo”, especialmente, en el período de edades entre 0 y 4 años.
En algunos renglones, como Financiamiento y Estándares y sistemas de evaluación, pasamos de calificaciones F y C, en 2010, a B y B, respectivamente, en 2015. Son muchas las frustraciones acumuladas. Sin embargo, ha llegado el momento de reconocer que Estado y sociedad están decididos a mejorar la educación.
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