En un acto público a celebrarse el próximo domingo 19, será proclamada y propuesta a la sociedad la candidatura presidencial de la profesora María Teresa Cabrera. La actividad, convocada por el Congreso Cívico, se realizará a partir de las diez de la mañana, en el hotel Plaza Crown, antiguo Quinto Centenario, en el malecón.
Para las fuerzas alternativas, los sectores progresistas con voluntad transformadora, este hecho reviste una señalada importancia. Parte de esas fuerzas han actuado con realismo y claridad de horizonte.
Era preciso poner fin al largo dominio del Partido de la Liberación Dominicana, por los niveles moralmente demoledores para la sociedad que iba alcanzando la corrupción y porque era preciso dejar atrás el estancamiento político y el deterioro institucional que se había impuesto.
Era preciso contribuir a crear un nuevo clima, una nueva ambientación política para seguir luchando por los cambios y reformas de mayor profundidad, dirigidos a la democratización de la vida política y el ejercicio estatal en nuestro país.
Esos propósitos inmediatos, coyunturales, se alcanzaron con el cambio de gobierno del 2020, pero los objetivos de más alcance y las conquistas democráticas más importantes están pendientes y es precisamente a las fuerzas más avanzadas y conscientes a las que les corresponde continuar la lucha por lograrlas.
Deben hacerlo desde su propia identidad, a su propio nombre, con mentalidad amplia y no de capilla, pero con personalidad propia.
Y esto demanda escoger a una figura pública que encabece el movimiento en el próximo proceso electoral. María Teresa Cabrera tiene el historial, reúne las cualidades y pormenores que la habilitan para jugar ese papel. Y bajo esa convicción será proclamada su candidatura presidencial.
En momento oportuno porque si de algo precisa la vida nacional es de que entren al escenario figuras frescas como ellas, que encarnen las aspiraciones de transformación política e institucional, los anhelos de redención, progreso y soberanía nacional de los oprimidos de este pueblo.
Educadora por vocación y ejercicio, templada en distintos campos de las bregas sindicales y políticas, así como en movimientos contra la corrupción y la impunidad como el de la Marcha Verde en la cual ella fue una de las portavoces más destacadas. Que ese primer paso empiece a marcar una nueva senda y a señalar el horizonte de una nueva época en nuestro país.