Desde que me interesé por el béisbol de las Grandes Ligas siempre he escuchado grandes discusiones con relación al premio de Jugador Más Valioso.
Ese es un galardón que prevalece mucha injusticia, porque cada año existen criterios diferentes para seleccionarlos. Recuerdo los grandes años de Manny Ramírez, quien increíblemente nunca lo ganó.
En 1999 con Cleveland bateó para .333, con 44 jonrones y 165 remolcadas. Además líder de slugging (.663) y OPS (1.105) y se lo otorgaron al boricua Iván Rodríguez, quien bateó .332, con 35 vuelacercas y 113 producidas. Ese año también el derecho Pedro Martínez era merecedor de ese premio al concluir con 23-4 y magnífica efectividad de 2.07, con 313 ponches.
En 2008 Manny bateó .332, con 37 jonrones y 121 remolcadas y se lo dieron a Dustin Pedroia, quien bateó .326, pero con 17 cuadrangulares y 83 impulsadas. Sammy Sosa, a pesar de sus grandes temporadas, apenas ganó uno en 1998.
Albert Pujols tuvo que esperar que concluyera la era de Barry Bonds para obtener el primero en 2005 y repitió en 2008 y 2009.
Ahora está sobre la mesa la discusión entre el dominicano Vladimir Guerrero Jr., de Toronto, y el japonés lanzador/bateador de los Angelinos, Shohei Ohtani.
Guerrero está desarrollando una temporada excepcional, dominando los principales renglones ofensivos.
Sin embargo, los periodistas estadounidenses están inclinados por Ohtani, quien aunque demuestra ser un fenómeno no deja de ser un bateador designado, posición que nunca ha sido valorada para ese premio, si no analicemos los grandes años de David Ortiz, y como pícher sus números no son de un Cy Young al presentar marcas de 9-2 y efectividad de 3.28.
Si las votaciones son justas, Vlad Jr. debe ser el JMV de la Liga Americana.