El principal problema de la infraestructura deportiva en República Dominicana es la falta de conciencia de las autoridades sobre la necesidad imperiosa de implementar una política de mantenimiento, sin titubeos ni vacilaciones, a las instalaciones diseminadas en toda la geografía nacional.
Desde la realización de los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1974, hasta la fecha, el Estado ha invertido miles de millones de pesos en ese renglón.
Es una lástima que por inercia, falta de conciencia y discernimiento, una gran parte de esa inversión se haya o se esté deteriorando, en desmedro de millones de ciudadanos que podrían utilizarla los 365 días del año.
No es extraño que obras de primer nivel hayan sido prácticamente abandonadas ante la mirada indiferente de las autoridades en todos los estratos del deporte nacional, así como de las municipales, que han sido las más displicentes y apáticas en la defensa de las mismas.
No es posible que en un país pobre, aunque para muchos hemos ido avanzando al punto de que ya somos casi todos clase media, se abandonen obras con mucha trascendencia social.
Las piscinas, pistas de atletismo, multiusos y estadios son los que más han sido echados al olvido, con un desparpajo que lastima.
Ojalá que las autoridades pongan el oído en el corazón del pueblo, para que en lo adelante se inicie el rescate de importantes obras deportivas que se deterioran a la vista de todos.
El ministro de Deportes, Danilo Díaz, anunció ayer la reconstrucción del multiuso Fabio Rafael González de Puerto Plata, tras vanos intentos de años por rescatar esa instalación.
Quiera Dios que no haya que llegar a los extremos para que se restauren otras obras.