El poder local y el municipio

El poder local y el municipio

El poder local y el municipio

Carlos Salcedo

Mientras elaboraba el capítulo IV de su obra La democracia en América, Alexis de Tocqueville lo tituló inicialmente Cómo los americanos han combatido las tendencias que llevan a los hombres a aislarse por medio de las instituciones municipales.

Pero, luego de profundizar en el pensamiento americano lo intituló Cómo los americanos combaten el individualismo mediante las instituciones libres.

Da cuenta, pues, de cómo los americanos no se han contentado solamente con crear una libertad nacional para combatir el individualismo, sino que han establecido libertades locales.

Así, Tocqueville, célebre pensador, jurista, político, historiador francés, precursor de la sociología clásica y, con Locke, Montesquieu, uno de los más importantes ideólogos del liberalismo, daba cuenta de la idea norteamericana de la necesidad de superar las mentalidades despóticas, que buscan que los gobernados no ayuden al déspota a conducir el Estado, pues le basta que no pretendan dirigirlo ellos mismos, y la mejor forma de hacerlo es dándole poder al territorio.

Este pensamiento fue fuente nutricia del pensamiento liberal duartiano. Una forma de superar el autoritarismo y dotar a los ciudadanos del poder horizontal mediante la mayor distribución del poder en manos de los municipios.

Fue tal la importancia que le dio nuestro patricio al municipio que en su proyecto de Constitución lo inscribe como parte de los poderes estatales: “Para la mejor y más pronta expedición de los negocios públicos se distribuye en Poder Municipal, Poder Legislativo, Poder Judicial y Poder Ejecutivo”.

La voluntad política se manifiesta en el presupuesto y en su efectiva ejecución. La asignación de recursos a los ayuntamientos no puede descansar en la discreción, ni en dádivas del presidente de turno. Para que sean verdaderos poderes, los ayuntamientos deben ser lo suficientemente fuertes financieramente y bien fiscalizados para que los recursos sean administrados eficientemente y conforme a la ley.

Si Abinader se reelige, ¿hará realidad la Ley 166-03 que desde el año 2005 consigna un 10 % del presupuesto general del Estado para los ayuntamientos?

¿O iniciará la reforma para que se produzca el incremento gradual y efectivo a partir de 2025, iniciando con 8 % y en 2026 con 10 % o el porcentaje que un acuerdo nacional permita?

Una buena promesa de campaña del presidente, aspirante a la reelección podría ser esta, con lo cual sería fiel al pensamiento democrático duartiano y dotaría a los municipios del mayor poder posible sobre su territorio, desarrollo y bienestar.