Viendo cada día el comportamiento de las personas en las redes y cómo la gente sin pensar en el daño que pueda ocasionar a otros, se apresura a emitir opiniones, unos porque no filtran por el cerebro sus criterios, -un órgano tan eficiente, diría yo-, y otros porque realmente no les interesan las consecuencias al final lo que quieren es obtener muchos ¨Me gusta¨, o como una gran mayoría decimos…¨queremos likes¨, olvidando el gran poder que tiene la palabra, cualquiera que sea su versión.
Ni que decir de las imágenes, -ahora que la tendencia va hacia lo visual-, ahí es que el asunto es serio. Un acto deplorable lleva a otro, porque mientras más crudo se transmite, más seguidores se tiene e imitadores también y estamos viendo los resultados: Feminicidios por doquier, atracos y robos a todos los niveles, mientras más altas las esferas, más grande es el mismo, la impunidad se multiplica en todos los estratos, y es que la muletilla es ¿porqué coger lucha y pasar años de estudios, si se puede obtener más con menor esfuerzo?, y es que ¨De genios y de locos, todos tenemos un poco¨ y si no lo tenemos, nos hacemos los locos.
Sea la palabra o imágenes lo que queremos comunicar esta tiene un gran peso y responsabilidad, y la Palabra de Dios lo destaca de múltiples manera. Tengamos cuidado con lo que decimos, en Mateo 12:36 en la Biblia, dice: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
La palabra tiene un gran poder, comuniquemos con objetividad y criterio, sin ocultar la verdad, pero con sabiduría, pidámosla a Dios, fuente inagotable de la misma.
Tengamos cuidado a la hora de expresarnos, reflexionemos sobre el alcance que esta podría tener, porque tarde o temprano la misma incidirá en nosotros mismos, está en nosotros hacer la diferencia, no olvidemos que la historia no termina aquí.