Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4: 12
Cuando tenía 30 años estaba bajo el bisturí de la Palabra de Dios. Fue entonces que escuché y comprendí claramente que yo era un pecador y, como tal, no tenía derecho a la eternidad en el cielo. No recuerdo quién estaba predicando o lo que él estaba predicando, pero recuerdo que recibí un corte en mi corazón y vino la convicción de mi pecado.
La palabra me mostró quién era en realidad, un pecador, pero también me enseñó que hay un Dios que entregó su hijo por rescate de mis pecados.
Allí y entonces en una pequeña iglesia pentecostal de un barrio de la capital recibí a Jesucristo como mi salvador personal. Esa fue mi primera experiencia con el poder penetrante de la Palabra de Dios, pero no sería la última. A través de los años ha habido muchas veces que la Palabra de Dios me ha cortado y me ha curado.
Palabra viva (v. 12a) “Porque la palabra de Dios es viva…”. La Biblia, la Palabra de Dios, es diferente a cualquier otro libro que usted tiene en su casa o en la biblioteca.
La Biblioteca del Congreso de Estado Unidos establece reclamaciones a ser la biblioteca más grande del mundo, con más de 130 millones de artículos en aproximadamente 530 millas de estanterías. Pero ninguno de esos volúmenes tiene el poder transformador de la Palabra de Dios.
Acércate a la Palabra de Dios, ella penetra hasta partir tu alma, espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.