El 27 de octubre de 1962, al ser electo como candidato a la presidencia del PRD para las elecciones del 20 de diciembre de 1962, entre otras cuestiones de gran relevancia ofreció: “…la infamia solemne y pública para el que robe los dineros del pueblo, la infamia solemne y pública para el que use sus posiciones de Gobierno con fines de ganar dinero directamente él o algunos de sus familiares” (Bosch, 2009, v. XIX: p. 60). Y durante los siete meses de su gobierno cumplió esa promesa y el Golpe de Estado fue perpetrado por aquellos que no querían ser considerados infames por ser corruptos.
Uno de los motivos que llevó a Bosch a salir del PRD en el 1973 fueron los actos de corrupción que descubría en el seno de dicho partido y que amenazaban con multiplicarse si llegaba al poder con dicho partido.
Por eso fundó el PLD y mantuvo, mientras su lucidez se lo permitió un valladar moral en el seno del partido morado contra todo acto de corrupción, desde el abuso con los centavos que costaban el periódico Vanguardia del Pueblo o la Revista, hasta inmoralidades personales en la vida de sus dirigentes.
Para todos los gobiernos del PLD pretéritos, de ambos presidentes, es un baldón moral y político los casos de corrupción que se han destapado y peor aún aquellos que moran todavía en la oscuridad lejana de los medios de comunicación. ¡Se impone atacar la corrupción o abjurar de Bosch! No hay vía intermedia.