Un conocido refrán expresa que el perro huevero, aunque le quemen el hocico, huevero se queda, es la expresión que mejor retrata como, a pesar de los males que pueda acarrear una práctica casi siempre non santa, se persiste en ejecutarla.
Sobre los males que conlleva el uso de sustancias prohibidas en los deportes, se han escrito miles de historia que retratan de cuerpo entero las desgracias que conlleva esa práctica.
Sin embargo, esos malos ejemplos que lamentablemente han terminado con las carreras de muchos grandes atletas, no han sido óbice para que se continúe con esta práctica.
El pasado fin de semana recibimos la triste y dolorosa noticia de que de cinco jóvenes peloteros suspendidos por las Grandes Ligas, tres son dominicanos.
Cometen un error garrafal los que todavía creen que se pueden burlar los estrictos controles antidopaje impuestos por la Major League Baseball, de un tiempo a la fecha.
Estos tres novatos podrían perder su carrera, lo que sería frustratorio, dado que todos poseen condiciones para haber escalado sin la necesidad de esteroides.
Pero parece ser que todavía muchos son verdaderos perros hueveros, muchas veces guiados por sus propios entrenadores.
RADARES.- Las negociaciones para levantar el paro en Grandes Ligas no llegaron a un final feliz el fin de semana, pero las partes en conflicto se pondrán de acuerdo, conscientes de que todos están siendo perjudicados económicamente…
Muchos de los que tienen poder explosivo sobre un cuadrilátero, pero muy poca materia gris en el cerebro, aplican su fuerza sobre los más indefensos, y un ejemplo de ello es Jermall Charlo, preso por dar una paliza a un familiar.