“Si el periodismo es todavía una fuerza ciega, la culpa es del periodista.
No hay ningún sacerdocio más alto que el del periodista; pero, por lo mismo, no hay sacerdocio que imponga más deberes, y por lo mismo, no hay sacerdocio más expuesto a ser peor desempeñado.
De ahí, principalmente, la inmoralidad del periodismo”, observador el filósofo, escritor y educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos.
Partiendo de que el periodismo es una especie de sacerdocio, entonces los profesionales de esta disciplina deben actuar, en todo momento, apegados a la verdad y como un faro que ilumina la humanidad.