La Constitución de la República Dominicana, como las de casi todas las naciones del mundo, es algo tan grande y respetable que se ha ganado las más rimbombantes denominaciones, tales como la Carta Magna, la Ley de Leyes, la Ley Sustantiva, y otras por el estilo.
Pero el doctor Balaguer la bajó del altar y dijo que la Constitución no es más que un pedazo de papel, y de casualidad no agregó que se trataba de un papel higiénico… usado.
Seamos justos, sin embargo. No ha sido solamente el doctor Balaguer quien ha sido irrespetuoso con la pobre Constitución. Con tantos cambios que se le han introducido simplemente para satisfacer intereses particulares de políticos y no políticos, nuestra Constitución ha devenido de verdad a ser un papel más.
Quienes más deben defender a la Ley de Leyes son los diputados y senadores, ya que cuando se cambian de ropa para ponerse el traje de Asambleístas, son ellos mismos quienes ponen y quitan las cláusulas que les convienen.
Pero no sucede así, y ahí está el ejemplo: algunos legisladores pugnan porque se viole la Constitución en relación con las demarcaciones para las próximas elecciones, mientras el presidente de la Junta Central Electoral se mantiene firme para no permitir tal desafuero.
Espero que el magistrado Rosario no ceda ni un milímetro en su postura, a ver si empezamos a hacerle caso al mentado pedazo de papel.