El papa Francisco se reunió este 25 de agosto del 2018 con ocho víctimas de abusos por parte del clero inglés. Foto:EFE
Dublín.- El papa Francisco conoció hoy los testimonios directos sobre los abusos sexuales a menores y los horrores que las instituciones religiosas cometieron contra las mujeres a quienes arrebataron sus hijos durante décadas en Irlanda al reunirse con un grupo de estas víctimas en Dublín.
Cerca de una hora y media duró la reunión del pontífice con un grupo formado por ocho víctimas de los diferentes abusos por parte del clero irlandés a lo largo de más de 40 años.
La reunión tuvo lugar en la nunciatura de la capital irlandesa y marcó la primera jornada del viaje del papa a Dublín para participar en el Encuentro Mundial de las Familias.
La cita, que había sido anunciada por el Vaticano en vísperas del viaje, se celebró en un momento de pausa en la agenda del pontífice argentino.
La reunión fue “con ocho víctimas de abusos por parte del clero, de religiosos y de instituciones”, informó el portavoz del Vaticano, Greg Burke.
En un comunicado de la Coalición de los Hogares Madre e Hijos de Irlanda, una de las asociaciones que se ocupan de reunir a las madres con sus hijos biológicos que fueron robados y entregados a otras familias, los participantes dieron algunos detalles del encuentro.
Dos personas de este grupo explicaron que Francisco condenó la corrupción y los encubrimientos y los calificó de “caca”, lo que el interprete tradujo como “aquello que se hace en la baño” para usar un eufemismo.
Entre las víctimas estuvieron Marie Collins, que formó parte de la Pontifica Comisión para la protección de menores creada por el papa Francisco, pero que la abandonó en protesta al considerar que se estaban frenando sus actividades.
Otras víctimas presentes fueron los reverendos Patrick McCafferty y Joe McDonald, Damian O’Farrel, Paul Jude Redmond, Clodagh Malone y Bernadette Fathy, mientras que otra víctima, de la que había abusado el sacerdote Tony Walsh, prefirió quedar en el anonimato.
Clodagh Malone, que nació en la Casa de las Madres e Hijos de San Patricio en Dublín y fue adoptada a las diez semanas, “solicitó al papa que declarara clara y públicamente que las madres naturales que perdieron a sus bebés por adopción no habían hecho nada malo y pidió reconciliación y reunión para estas familias, que fueron destrozadas por la Iglesia Católica tanto en Irlanda como en España y en el resto del mundo».
“El papa acordó incluir el mensaje en su misa mañana”, aseguró en la nota. Redmond, nacido en el Hogar de Castlepollard y fue adoptado a los 17 días, pidió al papa que se reclame a las monjas que dirigían estos lugares que acepten su responsabilidad por el horror que sucedió durante generaciones en los Hogares” y que paguen los costes de las investigaciones.
“El papa se disculpó con todos nosotros por lo que sucedió en los Hogares”, explicó Redmond en la nota. El papa recibió una copia del libro de Redmond, “The Adoption Machine” (La máquina de las adopciones), que contiene detalles de las miles de muertes y horrores de los Hogares.
“El papa quedó realmente conmocionado al enterarse de los 6.000 bebés que murieron y los 3.000 bebes desaparecidos, y de los ensayos con vacunas. Se llevó las manos a la cabeza en estado de shock”, aseguraron las víctimas. Malone afirmó que se ha tratado de un “encuentro muy fuerte».
“El papa nos escuchó con gran interés y nos preguntó muchísimas cosas sobre los Hogares de Madres e Hijos”, agregó.
El papa visita una Irlanda donde la herida por los abusos por parte de la Iglesia durante décadas aún no se ha cerrado y después de la publicación en Pensilvania (EEUU) de un nuevo devastador informe sobre violencia sexual a cerca de mil menores por parte de 300 sacerdotes.
Las víctimas de abusos por parte del clero en Irlanda habían pedido al papa “acciones concretas” para evitar de nuevo estos crímenes y sobre todo para condenar a los culpables.
Durante su primer discurso ante las autoridades irlandesas, Jorge Bergolio reconoció “el fracaso de las autoridades eclesiásticas -obispos, superiores religiosos, sacerdotes y otros- a la hora de afrontar adecuadamente estos crímenes repugnantes».