Si echamos una mirada retrospectiva a los pontificados de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, podemos concluir que en el actual pontificado se ha implantado un récord en cuanto al número de aclaraciones que ha tenido que hacer el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. Y es que el papa Francisco, al improvisar sus palabras, comete deslices muy a menudo, los cuales tienen que ser enmendados por dicho portavoz, cosa que no era tan frecuente en los pontificados de sus predecesores, antes señalados.
Pero esta situación no solamente sucede con las improvisaciones papales, sino también con los documentos difundidos por el Vaticano a través de la Sala de Prensa, lo cual es aprovechado por la prensa italiana y de otros países para tergiversar lo que realmente el Papa quiso expresar.
Esto en verdad perjudica la labor de la Iglesia, porque crea confusiones y dudas en la feligresía innecesariamente.
El pasado mes de septiembre, por ejemplo, el Papa, al decretar el “Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia”, envió una carta al arzobispo Rino Fisichella, presidente del “Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización”, en la que reafirma su deseo de que esta indulgencia llegue a cada uno como “genuina experiencia de la misericordia de Dios”.
La difusión de dicha carta ha suscitado algunas críticas en contra, por lo que el padre Lombardi se apresuró a aclarar su contenido para eliminar las dudas generadas por las confusas informaciones aparecidas en la prensa escrita. Sin embargo, desde mi punto de vista, en este caso las críticas desfavorables no tienen sentido.
Este documento es un excelente instrumento eclesial que se explica por sí mismo, pero algunos medios internacionales despistados o por malicia, ya estaban diciendo: “El Papa perdona el aborto”.
Al leer esas informaciones uno se da cuenta que hay un marcado interés en la prensa extranjera de distorsionar o de alguna manera manipular casi todo lo que sale del Vaticano, hasta tal punto que un signo de la Misericordia Divina, como lo es este Jubileo, a través del cual la Iglesia les concede el perdón particularmente a los que han incurrido en ese gravísimo crimen del aborto, se quiera presentar como que se trata de una licencia otorgada por el Papa para que sigan asesinando sin compasión a millones de niños y niñas por nacer, potenciales hombres y mujeres del mañana, y todo esto con el visto bueno de gobiernos que a través de la aprobación de leyes diabólicas permiten la matanza, con premeditación y alevosía, como dicen los abogados, de criaturas DÉBILES, INDEFENSAS y sobre todo INOCENTES.
Sin embargo, este horrendo crimen es considerado por los defensores del aborto como un “derecho” de las mujeres. Uno no entiende cómo asesinar a un inocente puede considerarse un derecho humano, ¡¡esto es el colmo!! Por eso nunca me canso de repetir esta hermosa frase de Gandhi: “Sostengo que mientras más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida contra la crueldad humana”.
Precisamente, esa crueldad humana que menciona Gandhi, ahora se ha agravado con la denuncia en las redes sociales del comercio que existe actualmente en algunos países con la venta de tejido y órganos de los fetos abortados.
Paradójicamente, en esos países las leyes permiten que maten al feto, pero la venta de sus órganos es ilegal. ¡¡Cuánta hipocresía!! Ahora bien, ¿y no dizque un feto, según los partidarios del aborto, no es una criatura humana? Entonces, ¿por qué venden su cerebro, su hígado, sus extremidades, sus pulmones, su corazón, su páncreas, sus riñones, etc., como si fueran partes de pollos de granja? Esto es verdaderamente escandaloso. Que yo sepa, ni siquiera los nazis con toda su barbarie eliminaron seres humanos para vender sus órganos.
Pero hay otras críticas adversas a esta epístola del Papa que vienen de grupos bien organizados, rabiosamente anticatólicos, dedicados expresamente a combatir todo lo que nuestra iglesia sostiene en materia moral.
Muchos de esos grupos actúan solapadamente, identificándose como “católicos” para hacer creer que de verdad trabajan para nuestra Iglesia y burlar de esta manera a la parte ingenua de la feligresía, diciéndole maliciosamente que la Iglesia católica está de acuerdo con el aborto. De esos grupos sobresalen: “Católicas” por el Derecho a Decidir, que ya están operando en Bolivia, Perú, Argentina, Méjico, Colombia y otros países.
Ante este espantoso panorama, Su Santidad, conocedor del dolor que representa para una mujer haber asesinado a su propio hijo, llevando un tremendo peso en su conciencia, a través de este Jubileo de la Misericordia, que comienza el 8/12/15 hasta el 20/11/16, ha querido incluir de manera muy especial a todas las mujeres que estando arrepentidas de haber cometido semejante crimen, el cual conlleva excomunión automática, quieran acogerse al perdón que por este medio la Iglesia les ofrece en nombre del Señor.
Por eso en su epístola, el Papa introduce el tema del aborto diciendo: “Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida.
Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo”.
¡¡Ojalá escuchemos al Papa!!