HIROSHIMA, JAPÓN.-El papa Francisco viajó a Hiroshima y Nagasaki ayer para pedir a las potencias mundiales que renuncien a sus arsenales nucleares, declarando que el uso y posesión de bombas atómicas es un crimen “inmoral“ y un desperdicio peligroso.
De pie ante sobrevivientes de los bombardeos atómicos estadounidenses de 1945, Francisco denunció la erosión constante de los acuerdos de control de armas y rechazó la doctrina de disuasión de la era de la Guerra Fría que fue avalada por la Iglesia católica durante casi tres décadas.
Bajo la lluvia de Nagasaki y la oscuridad silenciosa de Hiroshima, el pontífice instó a los líderes políticos a aceptar que la verdadera paz y la seguridad internacional no pueden construirse en un clima de desconfianza, sino más bien solidario.
“El uso de la energía atómica para fines bélicos es inmoral“, declaró el papa durante una oración nocturna en el monumento a la paz de Hiroshima. Agregando: “Como lo es la posesión de armas atómicas“. “Seremos juzgados por esto“, advirtió.
Francisco visitó Hiroshima y Nagasaki durante el primer día completo de un viaje de tres días a Japón. Hizo un llamado a una prohibición global de las armas atómicas.
A su llegada a Hiroshima el papa Francisco recibió un breve aplauso de los presentes. Después de que un “gong” siguió un momento de silencio y el pontífice encendió una vela de paz.