El país: una fortaleza de antivalores

El país: una fortaleza de antivalores

El país: una fortaleza de antivalores

RD es un recinto de antivalores. Los materiales más usados en su edificación se derivan de la corrupción: robos, narcotráfico, violaciones a leyes, etc. Los constructores proceden de partidos políticos o cuentan con su aval. Aportan sin reserva su mano de obra, a cambio de pedazos de poder ¡Se reparten el Estado!

El pueblo vive como los huérfanos, golpeado por doquier. No sabe en quién confiar. Han surgido partidos políticos esgrimiendo igualdad, derecho pero le fallan.

El PLD fue uno de ellos. Despertaron confianza y terminaron sembrando frustración. En lugar de derrumbar la base del sistema podrido, la han fortalecido bajo pretexto de que están “modernizando acorde a los nuevos tiempo”.
Leonel Fernández dijo “la economía esta blindada” y la dejó con un déficit fiscal de doscientos mil millones de pesos. Al pueblo le quitaron sus grandes capitales, ingenios, minas, etc., se los entregaron a poderosos ¡Hipotecaron la nación! A los pobres los entretienen con tarjetitas para asegurar su voto.

Hoy privan la población del derecho de elegir sus gobernantes. Se negocia la compra y venta de conciencias, partidos políticos, congresistas, altas cortes, a cambio de cargos públicos y prebendas. Ley de partidos, ¿para qué? ¡Secuestraron la democracia!

Se burlan de los honestos. Tratan como héroes a los que saquean la nación. La justicia los protege con capa de impunidad.

¡Llueven los antivalores! Los dirigentes de la nación se inclinan reverentes ante la llegada de promotores de la homosexualidad vestidos de embajadores; violadores de niños trajeados de sacerdotes y nuncios; narcotraficantes que bañan el país de drogas, lo usan como puente y salen confiados en que les devolverán los millones que dejen en su prisa al salir.

La macroeconomía ha crecido, pero los recursos se detienen en bolsillos de ricos. La JCE no aprueba partidos pequeños para no quitarles tajadas a los grandes. Para no lastimar empresarios “regularizan haitianos”, pero no ponen muro fronterizo.

Tras negociar posiciones y el gobierno cabildear la Presidencia de la Fundación Unión Europea-America Latina el Caribe para Leonel, apoyaron la reelección. El pueblo impotente observa.
Los criterios son personales, no normativos.

El peso de la ley solo recae sobre infelices. Las iglesias desvían la mirada. Los medios de comunicación, comprados, callan.

Los partidos de oposición evaden atacar el tronco de los males. Se van a la rama. Prefieren recoger basura.
Urge desmontar esta dictadura.

Hacer una reingeniería de la estructura del Estado.
No es cuestión de reciclaje ni paliativos. No es cuestión de pintarle el frente al recinto de antivalores con visitas sorpresa ni progresando con solidaridad.

Necesitamos que los líderes, ¡con coraje!, vayan a las raíces de los males y se fajen a derrumbar la fortaleza del Estado donde tienen prisioneros y deforman los pobres. Urge que los ayuden a que sean respetados sus valores y derechos, a educar sus hijos con dignidad, a disfrutar de paz.



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