La propuesta del presidente Luis Abinader con la que busca reducir la cantidad de diputados, tiene un ingrediente que no aporta buen sabor al debate, dependiendo desde el lado que se esté, y es el aumento de cinco a 20 los diputados nacionales.
Si francamente se tiene la intención de reducir el número de diputados, se debería empezar por los diputados nacionales, los cuales no son más que el fruto del clientelismo político, que permite a las cúpulas de los partidos decidir quién o quienes serán diputados en esa condición, llevando toda la ventaja a los que tienen que fajarse a levantar una candidatura, luego ir a unas primarias internas o a unas cuestionadas encuetas que todavía no tenemos claro cómo es que se realizan, y la última parte de proceso, en caso de llegar a ser candidato, hay que guapear contra los compañeros de partido y los contrarios.
Nada fácil para los que han sido diputados electos, no así para los escogidos diputados nacionales, que con el voto les damos la posición, pero ni sabemos quiénes son, porque no los vemos cada cuatro años haciéndose pasar por buenos en busca de votos, pero tampoco son “picados” con una recepta médica, una caja navideña, o con cualquier cosa de esa que algunos consiguen a sus votantes, porque no tienen ese compromiso directo con las comunidades.
Particularmente estoy de acuerdo con la reducción de la matrícula de diputados, y no porque el tema esté de moda, sino, porque con el paso de los años, he visto cómo muchos legisladores se pasan años en el Congreso y es poco lo que pueden exhibir. He visto cómo los diputados de mi demarcación no han logrado que se haya hecho nada por las comunidades a las que se supone deben representar.
Viendo esa deprimente realidad, no me queda de otra que pensar en que si mi querido Santo Domingo Norte no tuviera diputados, posiblemente nada cambiaría, porque es poco lo que hacen. O quizá estoy equivocado porque algunos reparten funditas o cualquier cosa de esas que fomentan el clientelismo, pero ¿cuáles son los proyectos para impulsar el desarrollo o la mejoría del municipio?
Pero volviendo a los diputados nacionales, estoy convencido de que no debería haber cinco ni veinte. La cantidad que necesita el país es cero.
Hay quienes plantean la eliminación de los diputados de ultramar, y aquí sí preferiría que sean más de siete, y parto de que los dominicanos en el exterior hacen un gran aporte al país, el cual los gobiernos celebran, cuando deberían preocuparse…
Entonces, como hay una deuda con esos dominicanos a los que ni si quiera se les ofrece la seguridad ni la facilidad de invertir en su país, del cual no se desconectan a pesar de eso, deberían tener mejor representación en esa cámara, que es el único espacio donde pueden ser escuchados a través de quienes los representan.
Yo propondría que se lleve por lo menos a diez la cantidad de diputados de ultramar, que sería aumentar tres más, y nos quedamos sin diputados nacionales, que eso en nada afectará al país.
En conclusión, yo aspiro a que el Congreso mayoritario del PRM y el mismo presidente, que ha puesto el tema en la palestra, actúen pensando en lo que más le convenga al país, y que no usen su mayoría para imponer lo que quieran, aunque no creo que así será, porque cuentan con el poderío para imponerse, sin embargo, el presidente Luis Abinader ha decidido buscar el consenso y eso es bueno para la democracia.